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jueves, 16 de febrero de 2012

SEXTO RELATO NACIDO DEL RETO: LAS DOS CARAS DE UN MISMO CUENTO, BY ARIUSK

Lucas



Lucas echó su sombrero hacia atrás de nuevo.

−Bueno “Señorita” ésta es tu última oportunidad o me dices donde está mi hermana o yo…

−¿O tú que?, bruto insensible − Interrumpió la mujer atada a la silla.

Él volvió a gruñir para sí mismo y colocó las manos en los brazos de la silla inclinándose hacia la mujer. Ocultando un sonrisa cansada cuando ella se pegó tanto al respaldo que por poco levanta las patas  delanteras. Se la quedó mirando fijamente a los ojos antes de hablar.

−Ahórrate la lengua viperina y confiesa que trabajas para Raymond y que algo le has hecho a mi hermana. ¿Dónde está ella?

Vio como volvía a entrecerrar los ojos y a dirigirle una mirada desdeñosa, como si él fuese algo pegado a su zapato y no un hombre que la mantenía atada a una silla.

La chica levanto la barbilla en gesto altanero.

−Primero no tengo ninguna lengua viperina, segundo no conozco a ningún señor Raymond y mucho menos a su hermana.

−Entonces explícame por fin como carajo aparecistes tú en su cuarto a la medianoche, en camisón y ella hace puff de repente −él palmeo sus manos para darle más énfasis a sus palabras.

−Cuida tu vocabulario, no se habla de manera tan vulgar delante de una dama − o regaño ella, como llevaba haciendo toda la maldita noche. 

Lucas le enseño los dientes.

−Ah, entonces es una suerte porque no veo ninguna por aquí.

Ante el gesto y la boca abierta de indignación de Katherine (al menos así decía llamarse ella) Lucas tuvo que reprimir una sonrisa inoportuna.

−Eres un…

−Sí, sí, sí. Ya se todo lo que me vas a decir que soy −dijo él deteniéndola e irguiéndose en todo su metro ochentitres−. Ahora solo quiero de ti una explicación y más vale que sea razonable. Porque no voy a creer ni por un momento ese cuento chino de que vienes de New York y…

−¡Pero si soy Neoyorquina! −Lo interrumpió ella por enésima vez.

−Sí, por tu acento podría decirse, pero ¿una neoyorquina del año 1895?, ¡por favor!, ahora una de vaquero quieres.

Él se dio cuenta que ella no entendía la expresión pero esperaba que le trasmitieran muy bien el mensaje de su escepticismo.

−Mira chica, no creo que seas una mala persona y esto podría ser simplemente una bromita que tú y la cabezota de mi hermana Madeleine me están jugando, pero déjame decirte que es una muy mala. Estoy cansado, hambriento y sumamente irritable. Pero aún así siento que algo no anda bien con ella. Soy su gemelo ¿sabes?

La chica lo miro con los ojos abiertos como un búho mientras negaba con la cabeza y guardaba silencio –eso era una variación encantadora-, llevaba escuchando sus quejas toda la noche. La vio, estaba perdida en sus pensamientos. Él trataba de descifrarla; hablaba bastante remilgado y cuando lo vio sin camisa al entrar al cuarto de su hermana para darle las buenas noches y decirle porque llegaba tarde, la chica se había despertado vociferando. Gritando que había un violador en su cuarto. Él pensando que se trataba de su hermana había entrado como un rayo a la habitación y encendido el interruptor hasta que vio que la mujer no era quien él pensaba.

Había estado de pie en la cama, con una mata de pelo que le recordaba al color de la miel recién sacada, enmarcándole el pálido rostro y lo señalaba a él como si fuese el mismísimo diablo. Luego se quedo mirando el cuarto, lo miro de nuevo a él y se bajó tan rápido de la cama que de no ser porque él estaba cerca de la puerta hubiese huido gritando como una condenada posesa.

−¿Entonces hablarás por fin? −preguntó después de un rato.

Ella vatió la cabeza mientras salía de su ensoñación y lo miró a los ojos casi suplicante .

−Ya le he contado todo, al menos lo que puedo contar. No entiendo porque estoy aquí y no conozco a su hermana.

Lucas quería gruñir de frustración, ya llevaban horas en este “jala y afloja”  pero algo en las entrañas le decía que Maddy no estaba bien o al menos que estaba muy lejos. Se sentía igual a como cuando ella hizo ese recorrido con su instituto por las ciudades europeas, al cual él no pudo asistir por estar castigado. Después de todo, incendiar la oficina del director no había sido una muy buena idea, por más que insistiese en que había sido un accidente.

Aun así, esa sensación de lejanía persistía, nunca había sido muy creyente del contacto extrasensorial o lo que fuese esa  “cosa” entre gemelos pero sentía que su hermana  necesitaba de él. Y si esta mujer era la que tenía la respuesta, por Dios que tenía que saber. Respiró para serenarse, se pasó las manos por su espeso cabello y contó hasta diez. Si la única opción era seguirle la corriente a esta loca lo haría.

−Vamos a empezar de nuevo ¿si? −Él no le dio oportunidad de responder−. Supongamos que te creo…

−¿Suponer? −volvió a interrumpirlo.

−Shh, te creo vale. Bueno tú vienes del pasado, eres una neoyorquina del año 1895 y por alguna razón estás atrapada aquí. Ahora ¿Dónde cabe mi hermana en eso?

Ella frunció el ceño, si la situación fuera otra podría apreciar eso como un gesto de enfurruñamiento muy adorable. La mujer muy probablemente no pasaba de los veinticinco años y con esos cabellos color miel y esos ojos pardos pasaría por ser mas que una belleza, eso si las formas que lograban discernirse con ese camisón tan remilgado que llevaba puesto no eran engañosas. Aun así ésta no era otra situación, su hermana no debía pagar por su debilidad masculina, por más hermosa que ésta fuera.

Él vio como apresaba con los dedos de sus pies el ruedo del camisón que cargaba y se tapaba los pies. Puso los ojos en blanco, ¿qué pensaba ella, que verle los pies lo excitaría y terminaría saltándole encima o algo? Una loca definitivamente, hermosa pero chalada.

−No sé que papel cumple su hermana en este embrollo. Sólo recuerdo haberme dormido y después de lo que me parecieron sólo unos pocos minutos de sueño haber despertado aquí, así. Con usted desnudo y entrando a la habitación ¡Dios, como deseo que este sueño termine!, así podré despertar en mi mullida cama, con mis almohadas y un chocolate caliente que nana me traerá en la mañana. ¡No quiero estar aquí!

Lucas se alarmó porque ella parecía estar apunto de echarse a llorar, o era muy buena actriz o de verdad se sentía muy frustrada. Su mención del chocolate terminó por alborotarle más el hambre.

−Vamos, tranquilízate −dijo dándole unos torpes golpecitos por el hombro−. Bajaré a la cocina a encontrar algo de comer para los dos y cuando regrese, quiero una mejor explicación.

Ella volvió a quedarse callada y al contrario de lo que pensaba no le rehyó al pobre gesto que hacia para consolarla. Pero por Dios, esta mujer no necesitaba consuelo, necesitaba a un profesional. Uno que la tratase tras la puerta de algún cuarto de paredes acolchadas.

Se fijó en que ella lo miraba detalladamente por el rabillo del ojo. Sino fuese porque estaba muerto de hambre y angustiado. se habría reído por la manera tan descarada pero disimulada en que lo veía.

−Podría al menos desatarme de la silla  −le preguntó con voz esperanzada.

−Buen intento chica lista −dijo apartando su mano de ella. Ya decía ya que era muy extraño que lo mirase tanto−. Pero no, no quiero que te me escapes mientras busco que comer.

Ella vatió unas enormes y doradas pestañas en su dirección.

−Pero estoy descalza y en camisón, además de que no conozco nada de aquí. ¿A donde podría ir?


* * *

Lucas pensó, y no por primera vez mientras corría a los establos que era el hombre más estúpido del mundo. ¿Por qué coño había desatado a la loca de su silla?, ¿Qué le había hecho creer que no se escaparía?

Claro, que si no, esos ojos pardos llorosos fueron muy engañosos pero no le volvería a suceder en cuanto le pusiera las manos encima iba a… se detuvo en seco al llegar a la puerta.

−Shh, caballito, caballito. Vamos se un buen chico y no hagas ruido  −él observó desde la entrada que conectaba el pequeño jardín con los establos del desvencijado rancho en el que vivía, como Katherine trataba de llevarse su caballo. Sino hubiese estado tan enojado la escena le parecería casi cómica, casi.

Potranca sólo me obedece a mí −dijo por fin.

Katherine pegó un brinco he hizo un gesto de dolor. Él supuso que se había lastimado los pies descalzos. Mal por ella, si quería adjudicar compasión su momento ya pasó.  La vio enrojecer, seguramente de frustración por sentirse descubierta.

−Salí a tomar algo de aire fresco, yo…

−Ahórratela, ¿quieres? −dijo mientras se acercaba cada vez más a ella. Katherine retrocedió hasta chocar la espalda contra la pared de los establos. A él no le importó, estaba muy enojado.

Él levanto su mano para colocarla al lado de su cabeza pero vio como hacia un gesto,  escondiéndose hacia atrás como si creyera que iba a pegarle. Él nunca le había pegado a una mujer, y por muy furioso que estuviese con ella y consigo mismo no iba a empezar ahora. Aun así se senitó culpable y su rabia se aminoroóun poco. Apartó un mechón de rubio cabello de la frente de ella y se quedó mirándola fijamente.

Que condenadamente bonita era, él estaba muy consciente que debajo del camisón de señoritinga que le tapaba desde el cuello hasta los pies parecía no llevar nada. Ella se le quedó mirando con cautela como si también hubiese reparado en ese hecho.

−No te voy hacer nada, pero estoy muy molesto porque prometiste no escapar −flexionó un brazo y lo apoyó casualmente al lado de la cabeza de ella.

Vio que temblaba al mirar su brazo y supuso que aún tenía miedo de él. A él no le gustaba que sintiese miedo, era hasta indignante pero después de todo ella no lo conocía.

Por fin se dignó a responderle en un susurro estrangulado.

−Necesito saber el porqué estoy aquí.

−Es justo lo que quiero saber yo, pero si de verdad eres de donde dices, salir por el campo con mi caballo no va a resolver nada.

Lucas recogió el brazo, y cruzó ambos sobre su pecho. Se le quedó mirando como si fuese la mujer más tonta de la tierra. Realmente creía que lo era, que pensaba que iba a hacer con su caballo por unas tierras que no conocía y probablemente desnuda. Maldita sea mas vale que dejara de pensar en eso.

Ella se envaró al oír su comentario y se puso muy derecha. Lucas sabía que no estaba acostumbrada a que la tratasen así, y que seguramente desearía tener cualquier arma a mano, una con la que preferiblemente pudiese hacerle bastante daño.

− Prefiero estar en pleno campo que aquí contigo, sin que me creas y molestándome a cada momento. 

−Oh sí, y con un caballo robado − omento queriéndole tomar un poco el pelo, sabía muy bien que Potranca no hubiese sacado ni un casco fuera de la caballeriza con ninguna otra persona que no fuese él.

−Te lo iba a devolver −le respondió ella alzando la barbilla con ese gesto que ya conocía.

−Sí y yo aún creo en Papá Noel. Sabes que muy bien podría llamar a la policía y acusarte por ser cómplice de secuestrar a mi hermana he intentar robar mi caballo − ijo tranquilamente. Ella se alteró visiblemente y cuando sus ojos comenzaron a brillar sus alarmas se activaron, no de nuevo las lagrimas de cocodrilo.

−Debo de haber hecho algo muy malo para merecerme esto.

“Eso dímelo tú” pensó en responderle Lucas, pero en lugar de eso termino soltando un suspiro de cansancio .

−Mira, vamos a hacer algo si voy a darte una ultima prueba de fe. Si de verdad dices ser quien eres − osa que Lucas estaba malditamente seguro que no era−. Debe haber algún registro, alguna foto que pueda comprobar −él pensó que muy probablemente se arrepentiría de esto pero se sentía muy cansado y aunque sentía lejos a Maddy, no intuía un peligro inmediato.

−¿De verdad me ayudaras? −preguntó con visible escepticismo.

 −Lo intentaré, iremos  mañana a New York en mi auto. Será un viaje largo, pero si partimos temprano podremos llegar a la biblioteca publica de allí, si de verdad eres de 1895 debe de haber algún registro. Me dijiste que te llamabas Katherine Swift, si tú padre fue alguien importante de su época probablemente aparezca en algún documento.

Lucas vio su gesto de alivio y esperó que no se tratase de estar alegre por tener más tiempo para lograr escarpar. Esperó con todo su corazón no estar equivocándose con alargar más el tiempo,  porque sentía que su hermana en peligro o no, dependía totalmente de él. 


FIN

Ahora le toca a Hada Fitipaldi redactar el mismo relato pero desde el punto de vista de Katherine Swift.

Saludos!!!

4 comentarios:

  1. A ver k tal la segunda parte. M encanta el reto este!!

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  2. Ufff, pues el nivel está bien alto! Me pondré con ello en cuanto tenga un ratico. Besoss

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  3. Otra bonita historia. Este Lucas es un amor, al final la cree y todo. Estoy deseando leer la versión de Katherine. Pero desde luego, la versión que más me llama la atención es la de Maddy, a dónde habrá ido a parar??... alguna voluntaria para hacerla??

    Besos!!

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