Y se titula:
"Un Día Lejos Del Paraíso"
"Gabriel
era un ángel, el nacimiento de Estela significaba su primera misión en la
tierra.
Pero...
¿qué sucede si un ángel llega a conocer los sentimientos que nos hacen
humanos?"
El hecho de ser un
ángel a Gabriel no le impedía sentir, desde que comenzó su trabajo como
guardián le resultó extraño que una lágrima cayera por su mejilla al presenciar
el sufrimiento humano.
Su paso por la tierra había sido
preparado desde el comienzo del mundo, pero solo le fue permitido saber su
propósito con el nacimiento de Estela; llegar
justo en el momento en que la vida de su madre se extinguía no fue un buen
comienzo para él. Ver como la muerte aparece en cuestión de segundos y la
batalla que se libra por las almas lo dejó perplejo. A pesar de la situación,
vio como la madre de Estela era conducida al cielo y, antes que desapareciera
escuchó como le era encargada la custodia de la pequeña niña.
Al dirigir sus pasos al cunero y olvidar
la conmoción que se produjo en la casa por aquella muerte, Gabriel, no logró
evitar que un nudo apretara su garganta al observar con cuanta inocencia, su
primera y única protegida, ignoraba todo lo que sucedía a su alrededor.—Sáquenla
de aquí, déjenme solo, no quiero ver a nadie—
fueron las palabras que muy pronto lo sacaron de su meditación; observar los
rostros de quienes pasaban a su lado no fue de gran ayuda para sacarlo de su
tristeza y mucho menos cuando pudo percibir los sentimientos hacía Estela que
eran proferidos por el hombre que en ese instante yacía al lado del cuerpo sin vida.
La pequeña niña fue sacada de inmediato y dirigida hacia otra de las habitaciones de la casa. Solo una de todas las mujeres se quedó junto a Estela, quien al acercarse a ella no pudo evitar el llanto que había contenido durante todo el proceso de parto y muerte de la joven madre.
—Mi niña—le
dijo dulcemente—, tú no tienes la
culpa de nada. Prometo cuidarte igual como lo hice con tu madre, yo nunca te
dejaré y velaré por ti hasta donde me den las fuerzas.
Gabriel, pudo percibir de la misma
manera, que como lo hizo con anterioridad, los sentimientos de la mujer, pero
ellos no representaban ningún peligro para su protegida; en ese instante, se
enteró que no estaría solo en su labor y, así decidió ir hasta la habitación
donde se encontraba el padre de Estela.
La escena que allí presenció le
advirtió del trabajo que estaba próximo a realizar. Juan, el padre de Estela,
lloraba amargamente sobre el cuerpo de su mujer, por momentos trataba de
convencerse que nada de lo ocurrido era real, que ninguno de sus temores había
tomado vida. Si bien los meses de gestación habían sido complicados nunca pensó
que sería su esposa la que pagaría las consecuencias de su más anhelado sueño,
el de ser padre; y extender así de alguna forma su nombre en la tierra. Cuando,
Gabriel, escuchó este último pensamiento, se percató, tal como lo hiciera Juan, que nada
de ello ocurriría, pues si decidía guardar la memoria de su esposa nunca
obtendría un linaje, una descendencia, como la que tanto había anhelado.
¿Cómo Dios permitía tanto dolor a un
alma inocente? La falta de respuesta a su pregunta y el que la pequeña se
aferrara a su mano para dormir, luego de haber sido insultada y maldecida por
su propio padre, le convencieron a quedarse, ya estaba comprometido, la lágrima
que de sus ojos cayó fue la señal para saber que su primera misión sería la más
especial de todas.
Continuará…
Más información aquí:
¡Saludos!
Qué ganas de leerla!!!!
ResponderEliminarMe paso!!
UN beso!!
Dulce, gracias por la difusión y por regalarme un poco de tu tiempo.
ResponderEliminarUn beso.
Felicidades, le deseo muchísimos éxitos con esta nueva historia.
ResponderEliminarBesos.
Gracias por compartirlo, Dulce!
ResponderEliminarMe paso al blog de ella!
Un besote!