CAPÍTULO 14
(María Orgaz)
Jack llegó a casa abatido, estaba derrotado y destrozado por dentro.
Sabía que Jessica estaba muy dolida con él. No solo por su
temeridad y el accidente, sino por no haberle contado la verdad
desde el principio. Tal vez si hubiera sido sincero, ella habría
comprendido de otra manera lo sucedido, pero ya era tarde para volver
atrás.
Solo podía rezar para que la dulce joven que le había robado el
corazón, quisiera volver a verle tras unos días de separación. No
podía ni imaginar cómo podría levantarse por la mañana si no
volvía a ver los preciosos ojos de su chica. Era el castigo por su
temeridad, el castigo por continuar con las carreras, y no le estaba
mal empleado, a fin de cuentas siempre pensó que debía morir para
recibir lo que merecía por haber destrozado la vida de la joven
Diana, a la que tanto había amado hasta que conoció a Jessica.
Todo había sido culpa de Noelia, si ella no hubiera conocido su
secreto, nada habría sucedido, porque habría podido manejar la
situación de otra manera. Pero aquella maldita arpía siempre estaba
presente para amargarle la vida.
Sus pensamientos fueron
interrumpidos porque sonó su móvil. Acababa de recibir un WhatsApp. Se emocionó pensando que podría ser de su querida Jessica. Abrió
la aplicación y su expresión se tornó en una expresión de furia y
asco. Era Noelia quien había escrito.
«Cariño, siento haber sido tan brusca, pero tienes que aprender de
una vez que eres mío y de nadie más».
Al leerlo, se enfadó muchísimo. Aquella loca estaba amargando su
vida desde que la había conocido cinco meses atrás. Maldijo el día en que la sacó a
bailar en la discoteca. Si no hubiera empezado a tontear con ella ya que había resultado ser una chica fácil,
nada habría sucedido y no tendría a una loca acosadora jodiéndole
todos los días. Bastante mal había hecho él las cosas como para
que la arpía ayudase a que fuese todavía más desgraciado; la muy loca no aceptaba la roptura que tuvo lugar un par de meses atrás.
Fue a la
ducha para tratar de calmarse y pensar qué podría hacer para
recuperar la confianza de Jessica. Tenía que ser algo espectacular
que la dejase sin palabras para así poder volver a estar con ella,
pues lo que más deseaba en el mundo era poder volver a abrazarla.
***
Jessica se encontraba delante de su padre con los ojos como platos al
observar las fotografías que sostenía en las manos con unas
imágenes impactantes de una chica hospitalizada. Se imaginó que
sería Diana, el amor de Jack, aquella joven castaña que por culpa de una
imprudencia y de la testoterona de un puñado de tíos estaba casi
sin vida postrada en una cama. Se dio cuenta de que había una carta,
quería leerla, ver si contaba toda la historia tal como la había
escuchado personalmente de Jack.
Jessi tenía miedo de que hubiera
algún secreto más de aquel fatídico accidente que le hubiera
seguido ocultando, aunque en el fondo de su corazón no podía evitar
querer permanecer junto al joven. Pero el rostro furioso de su padre
frenaba su impulso de arrancarle la carta de las manos o de salir
corriendo.
—Papá, yo...
La joven no sabía lo que responder porque ni ella misma sabía lo que pensar de toda aquella situación. Por no hablar de que no sabía qué decir sobre quién era Jack. Hasta aquel momento era su novio, pero no sabía lo que sería a partir de aquel día.
La joven no sabía lo que responder porque ni ella misma sabía lo que pensar de toda aquella situación. Por no hablar de que no sabía qué decir sobre quién era Jack. Hasta aquel momento era su novio, pero no sabía lo que sería a partir de aquel día.
—Siéntate, porque me parece que tienes muchas cosas que contarme
—ordenó con voz firme mientras señaló el sofá del comedor.
Jessica obedeció a su padre sin pronunciar palabra. Se imaginaba la
descomunal y desproporcionada bronca que le caería por haberle ocultado
cosas. Aunque no toda la culpa era suya, a fin de cuentas
no tenía ni idea del pasado de Jack. Pero claro, si casi no le
conocía. Había sido una imprudente aquel día en el baño, pero
aquellos ojos, aquella sonrisa torcida... Era recordarle y su cuerpo
se estremecía haciendo que un ligero rubor se instaurase en sus
mejillas.
—Empezaremos por lo que debiste contarme hace unos días. ¿Quién
es ese Jack y de qué le conoces?
—Pues nos conocimos hace no mucho tiempo y la verdad es que nos gustamos. —La joven no
quería dar demasiados datos sobre el primer encuentro ya que la
reprimenda sería mucho peor.
En su mente retumbaban las palabras que
desde pequeña le había repetido su progenitor «nunca hables con
desconocidos».
—¿Quién es la chica de las fotografías? Aunque no hace falta que me digas nada, por lo que pone
en la carta, ya sé la respuesta. Pero si que quiero saber qué es lo que sabes de esa
historia.
Lucius observaba a su hija con los ojos entrecerrados y
una seriedad que pocas veces había mostrado hacia ella. Pero la
situación era muy grave; no permitiría que su hija sufriera ningún
daño siempre que lo pudiera evitar.
—Era la novia de Jack. Tuvieron un accidente, por eso ahora la chica está en coma.
Jessica intentaba mantener la compostura y contener las lágrimas,
algo extremadamente complicado teniendo en cuenta que tenía que
asimilar toda la situación a la vez que respondía al interrogatorio
de su padre. Le estaba resultado muy duro ya que quería a Jack, pero
imaginar todo aquello partía su alma en dos.
—Ese Jack cometió una enorme imprudencia y como has visto, por su culpa una inocente chica
está en coma. Es un irresponsable. Así que, no quiero que te vuelvas a acercar a él, jamás.
¿Entendido? —No le dio tiempo a su hija para que le respondiera,
continuó hablando mientras no dejaba de mirarla fijamente a los ojos—: Ahora sube a tu cuarto, estás castigada hasta nueva orden.
La conversación había terminado al menos para Lucius que bajó la
mirada para volver a leer la maldita carta que le había amargado la
tarde. No obstante, para Jessica la conversación no había llegado a su fin. Aunque Jack era un temerario todo lo que había
sentido estando con él era sincero, era real. Había podido ver
parte del alma del joven cuando éste cantó en privado para ella. Por eso, no se pudo contener, se dejó llevar por su corazón, por sus
sentimientos, recordando todos aquellos hermosos momentos vividos
junto a Jack, y dijo:
—Soy mayorcita para saber si debo ver a Jack o no. No me lo puedes
prohibir. Si quiero seguir viéndole es mi problema, es cosa mía. No
tienes derecho a meterte en mi vida.
No pensaba lo que decía, tan solo
se dejó llevar por lo que le decía su corazón. Un corazón que
debía decidir si continuar con Jack o apartarse de él, pero no
quería que nadie influyera en su decisión y mucho menos que le
ordenasen nada. No había aceptado órdenes de su padre con casi dieciocho
años, y no empezaría a hacerlo en aquel instante.
Lucius abrió los ojos desmesuradamente ante las palabras de su
hija. No podía creer que quisiera poner su vida en peligro para que aquel
macarra inconsciente la enviase también a ella al hospital. Estaba tan
furioso que su cuerpo actuó solo, su mano se elevó dándole un
sonoro bofetón que desestabilizó a la muchacha.
Ella trató de
recomponerse, pero el bofetón había sido muy fuerte y por ello le costó reponerse. Instantes después, puso la mano
en la mejilla rosada por el golpe mientras cálidas lágrimas comenzaron a salir sin
control alguno.
—¡Te odio! —gritó mientras salió corriendo por la puerta principal de
la vivienda.
Necesitaba pensar, en Jack, en Richard, en lo sucedido a esa tal Diana...
Eran demasiadas cosas juntas y no podía más, enloquecería si no
tenía un respiro para poder pensar en todo aquello. Corrió y cogió
su moto para marcharse de allí mientras los gritos de su padre
llamándola se iban alejando cada vez más hasta que dejó de oírle.
Fue muy deprisa con la moto, siempre había amado la velocidad, y en
aquel momento era un bálsamo para su dolor, para que se llevase las
lágrimas y todo lo acontecido durante la tarde. Tras conducir y
conducir con los ojos empañados por las lágrimas, sin saber porqué
se detuvo y se quedó sorprendida de dónde se había detenido. Era
la carretera que llevaba al mirador donde había tenido aquella
maravillosa cita con Jack. No entendía cómo su subconsciente había
recordado el lugar y había acabado allí, seguramente para
torturarse más todavía.
Se bajó de la moto y se sentó en el suelo mirando las estrellas,
pues ya había anochecido. El cielo mostraba una estampa preciosa,
como si del cuadro de un pintor famoso se tratase, era una auténtica
obra de arte creada por la naturaleza.
Comenzó a recordar cómo había llegado hasta aquella situación.
Todo por un maldito malentendido en el cine, de no haber ido Richard
con Anna, ella no habría buscado a un acompañante, no hubiera
buscado a Jack y nada de todo aquello habría sucedido, pues si
hubiera tenido la cita a solas con Richard ahora sería su novio y
estaría feliz. Pero no podía negar que todo aquel tiempo en el que
había estado con Jack había estado pletórica y muy alegre además
de sentirse querida y viva. Pues aquel joven motero de sonrisa
torcida había llegado hasta su corazón.
Fue recordando todo lo vivido con Jack, todo lo que sentía por
Richard, al que había visto preocupación en la mirada cuando le
contó la verdad sobre su novio. Tal vez era cierto que quería
conquistar su corazón de forma sincera. Pero su mente le recordó
que el rubio que todavía ocupaba una parte en su corazón se había
besado con su mejor amiga Emy. Era cierto que sentía celos pero...
necesitaba a su amiga más que nunca. Llevaba días echándola de
menos, echando de menos la relación que habían tenido desde
pequeñas. Cogió su móvil para llamarla, pero se dio cuenta de que
tenía varios WhatsApps de su amiga. Por lo que Jessica dibujó una
amplia sonrisa en su rostro, tal vez ya podrían volver a ser las de
siempre. Abrió los mensajes con mucha ilusión.
«¿Estás bien? ¿Dónde has ido? Tú padre acaba de llamar a mi
casa para ver si estabas aquí. Estaba histérico y no paraba de
gritar. Y me he quedado preocupada».
Su amiga estaba preocupada, entonces quizás podrían hablar. Seguro
que ella le ayudaba a decidir, porque aunque quería a Jack, todo lo
sucedido con Diana era... muy complicado de asimilar. Así que no se
lo pensó y respondió rápidamente.
«Mi padre y yo hemos discutido muy fuerte, y hasta me ha dado un
bofetón. Necesitaba pensar porque ha pasado algo muy grave. ¿Crees
que podríamos quedar para hablar un rato? Necesito recuperar a mi amiga».
Observó la pantalla hasta que salió el doble check que indicaba
que su WhatsApp estaba enviado y casi creyó saltar de alegría
cuando vio que el doble check se puso azul, señal de que Emy había
leído sus palabras. Debajo del nombre de usuario vio la palabra "escribiendo..." y se levantó de un salto por la emoción. En unos
pocos segundos tuvo la respuesta de su amiga.
«¿Qué ha pasado? No me asustes... De acuerdo. Quedamos en el
parque del insti, que si mi padre te ve llamará al tuyo. Le diré
que me voy al cine, así tendremos tiempo para hablar. Ahora nos
vemos».
Jessica se puso el casco y arrancó la moto para llegar al lugar
donde se encontraría con Emy. Y tras unos cuantos minutos llegó a
su destino. Su amiga ya estaba esperándola, sentada en uno de los
bancos del parque. Al verla se levantó pero no se movió del lugar.
Jessi fue hacia ella corriendo para abrazarla mientras su fuerza
interior volvió a derrumbarse.
—No llores, tranquila. Cuéntame qué ha pasado —dijo con
preocupación mientras ayudaba a su amiga a sentarse en el banco.
Jessica relató todo lo acontecido en los días en los que su
amistad se había enfriado mientras Emy escuchaba con atención; la chica no
quería interrumpir hasta que finalizara todo el relato. Sin embargo, no pudo
evitar que en su rostro se dibujara una mueca de horror al conocer el
trágico accidente de Diana. Cuando Jessi finalizó y llegó a la parte de
la discusión con su padre y terminó de hablar, Emy trató de pensar
bien en lo que le iba a decir a su amiga, pues veía el estado de
nervios en el que se encontraba.
—Estoy sin palabras... Es que cuesta creer que haya pasado algo
así. Pero recuerda que te lo dije. Te dije que no conocías a Jack lo suficiente como para comenzar con él un noviazgo serio. No sin conocerlo primero más detalladamente. Y como ves, no me estaba equivicada —dijo su amiga en tono serio.
—Por favor, lo último que necesito ahora es que me digas eso.
Además, creía que tu querías a Richard y si yo estaba con Jack, tú tenías entonces el camino libre —contestó irritada y sintiendo celos solo
de recordar a su amiga entre los brazos del rubio de clase.
—Jessica, por favor. No seas niña. A pesar de todo, creo que
Richard sería mejor para ti que Jack, a la vista está por lo
ocurrido. Y por mucho que me fastidie y aunque me guste Richard, yo a
él no le gusto, porque está coladito por ti —reconoció triste
por admitir la verdad, pues ella era consciente de que no tenía posibilidades de poder conquistarle.
Jessica vio la tristeza en el rostro de su amiga y entendía que
también lo estuviera pasando mal. Había sido un poco egoísta por
no tratar de comprender a Emy antes, ya que los sentimientos del corazón
son complicados de controlar. Ella lo sabía muy bien, pues si
hubiera controlado sus sentimientos no se encontraría en aquella
batalla de emociones y sentimientos con respecto a Jack y Richard.
Estuvieron un buen rato hablando; volvían a ser las amigas de
siempre. Era lógico que en un momento tan complicado, se necesitasen mutuamente. El
amor era algo extremadamente complejo y doloroso, sobre todo en la
adolescencia.
Un roce en el hombro de Jessica interrumpió la conversación.
Un roce en el hombro de Jessica interrumpió la conversación.
—¿Cómo estás? —preguntó Richard con gesto de preocupación
en el rostro.
—¿Qué haces aquí? —La muchacha no entendía lo que hacía
Richard allí; sus sentimientos hacia él eran contradictorios, por eso no
sabía cómo hablarle ni cómo comportarse ante su presencia.
—Le llamé yo —confesó Emy levantando el dedo índice de una de sus manos y agachando la
mirada.
—¿Por qué le llamaste? —contestó Jessi tratando de
sujetar las lágrimas que se morían por volver a salir de sus ojos de lo tan afligida que estaba.
—Me preocupaste mucho al escribirme. Sabía que tendría que ver
con Jack y con Richard. Por eso le pregunté —Señaló al aludido con la cabeza—, pero no me dijo casi nada. Así que
pensé que lo mejor era quedar los tres y hablar las cosas —contestó con
preocupación en la voz.
Jessi entendía que su amiga solo trataba de ayudar, y debía ser
tremendamente complicado ya que estaba interesada en Richard. Esbozó
una pequeña sonrisa y abrazó con cariño a Emy. La quería mucho y
no quería volver a alejarse de ella. Se levantó del banco, cogió
del brazo a Richard para hablar a solas. Necesitaba saber muchas
cosas.
—¿Cómo sabías lo de Diana? ¿Por qué me lo contaste justo
ahora? —Su voz sonaba autoritaria ante la atenta mirada de Richard.
—Me lo dijo una persona del entorno de Jack. Y viendo que te estabas involucrando tan a fondo con él, creí que debías saberlo. Sabes que quiero estar
contigo y viendo que no he parado de meter la pata una y otra vez, sobre todo cuando
he tratado de darte celos, pues pensé que abriéndote los ojos te estaría haciendo así un favor. Mis intenciones eran arreglar nuestra... —dejó la frase a medias.
—Enrollarte con mi mejor amiga no fue una buena idea. Creo que es
la peor idea en la historia de las ideas. Y pegarte con Jack y sacar sus trapos sucios tampoco lo son... Dime quién es tu confidente, y
qué saca a cambio de todo esto. ¿Qué es lo que le has ofrecido a cambio
de la información? —preguntó seria y preocupada.
Richard veía que Jessica ya estaba rota por dentro con todo lo
acontecido. Lo último que quería era darle otro mazazo emocional
diciendo que su confidente era novia o al menos amante de Jack. Pero
la chica necesitaba una respuesta, podía leerlo en sus ojos.
—Eso es lo de menos, no tiene relevancia alguna. Tú confía en mí. Sabes que solo quiero estar contigo y lo mejor para ti. Déjame mantenerte a
salvo, por favor... —Su tono era de súplica.
El joven se acercó a Jessica rodeándola entre sus musculosos
brazos. Al principio ella se quedó petrificada, pero tras unos
segundos se escondió en su pecho. Dejando que las lágrimas cayeran
sin control. Durante unos largos minutos ninguno de los dos se movió.
Richard se sentía en el cielo, al fin tenía a la chica de sus
sueños entre sus brazos. Estaba seguro de que Jack había quedado
fuera de combate, y que por fin tendría la oportunidad de
conquistarla.
Durante el largo y reconfortante abrazo, Jessica se sintió bien, se
sintió segura. Dio gracias de que su amiga hubiera llamado a Richard
para ir a su encuentro. Después de llorar todo lo que pudo, las
lágrimas dejaron de caer por su rostro. Estaba más tranquila tras
haberse desahogado. Se separó un poco del chico y le miró a los
ojos. Conectaron sus miradas de una forma casi mágica. Hasta que él
se percató de la señal rosada que Jessica tenía en la cara.
— ¿Y este golpe? ¿Jack te ha pegado? —dijo con nerviosismo en
la voz y la mirada endurecida.
—No, no. Es que he discutido con mi padre... —contestó ella bajando
la mirada toda avergonzada.
***
Noelia tras ver lo sucedido entre Jack y Jessica se sintió
pletórica, su plan estaba saliendo a las mil maravillas. Se marchó
a casa para celebrar su victoria. Más tarde volvería a charlar con
Richard para ver si éste ya le había apartado a la petarda de Jessica, del camino hacia los brazos de su adonis llamado Jack; aquel joven rubio le había sido de más
utilidad de la que había creído. Y lo sería mucho más.
Envió un mensaje a su queridísimo Jack para ponerle las cosas claras. Él era suyo y de nadie más, ninguna niña pija le volvería a tocar jamás.
Envió un mensaje a su queridísimo Jack para ponerle las cosas claras. Él era suyo y de nadie más, ninguna niña pija le volvería a tocar jamás.
Después de descansar un poco, Noelia decidió salir a dar una vuelta. Tal vez encontraría a
Jessica vagando desconsolada por haber descubierto el secreto de
Jack. Y si podía partirle la cara o hundirla más en la miseria, lo
haría. Ella por su hombre estaba dispuesta a hacer cualquier cosa.
Como sabía todos los datos de la joven gracias al guapo y rubio de Richard, se puso a pasear por la zona con la esperanza de tropezarse con ella. Y no imaginó que el paseo sería tan gratificante...
Como sabía todos los datos de la joven gracias al guapo y rubio de Richard, se puso a pasear por la zona con la esperanza de tropezarse con ella. Y no imaginó que el paseo sería tan gratificante...
***
Richard se sintió aliviado en parte al saber que Jack no había
maltratado a Jessica. Lamentaba que se hubiera llevado un bofetón de
su padre, pero entendía el enfado y el consiguiente bofetón. En
casa cuando se portaba mal también había recibido más de uno.
Cogió la mejilla de la joven para que sus miradas volviesen a
conectar, y así lo hicieron. Hasta pudo ver una pequeña sonrisa en
los suaves y carnosos labios de Jessica. Fue la señal para él, se
acercó lentamente hacia ella hasta que comenzaron a besarse. Parecía
la escena de una película, el chico guapo besándose con la chica
más hermosa del instituto bajo una noche estrellada junto a un
árbol. Solo faltaba un coro de angelitos tocando el arpa.
Todo era absolutamente perfecto hasta que un flash interrumpió el
momento «beso de película» y la joven reaccionó apartando a
Richard de un empujón. Jessica le miraba sorprendida porque no se
esperaba un beso en un momento como aquel, pero además quiso
observar quién había hecho una foto. Para él había sido una
interrupción de lo más inoportuna porque había roto aquella
atmósfera. No podía creerlo, Noelia estaba delante de ellos con una
sonrisa malévola tan amplia que juraría que le hubiera rodeado
toda la cabeza. En aquel momento empezó a arrepentirse de haberse
aliado con semejante arpía.
—Vaya, vaya... yo haciendo planes elaborados para librarme de ti, y
resulta que tú solita haces todo el trabajo —dijo Noelia
observando a Jessica que estaba sorprendida de que aquella
desconocida estuviera hablando con ella y le hubiera hecho una
fotografía, la muchacha estaba desconcertada y su rival se
regodeaba de su ventaja—. Ahora sí que lo tuyo con Jack ha
terminado. Después de ver cómo has corrido a los brazos de Richard
para morrearte con él, no querrá volver a saber nada de ti jamás
—añadió mientras vio con gran satisfacción cómo los ojos de
Jessica se agrandaron y comenzaron a llenarse de lágrimas.
espero que os guste mucho el capítulo
ResponderEliminar¡Me gustó mucho! Esa Noelia es una maldita y para colmo todo se le dio a pedir de boca. :s
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