Aquí les dejo el siguiente relato que he recibido para el reto: Con Estas Pautas Crea Un Cuento. Esta vez viene a manos de nuestra compi Fairytale:
Michael empezó a relatar la fiesta a la policía para que dieran con la persona que le había magullado el cuerpo. Había ido con una chica que estudia el último curso de bachillerato una joven de pelo castaño rizado y ojos azules como el mar. Habían quedado en que él la iba a recoger, la chica con la que el joven había salido se llamaba Caroline. En la fiesta ella no se portó bien, no sonreía y lo que hacía a él no le gustaba. Le había espantado una joven con la que hablaba, una joven más guapa y más mayor que la buena de Caroline que se había arreglado solo porque él. Había llevado a Caroline porque él estaba enamorado desde siempre por ella. Cuando salieron de la casa donde se celebraba la fiesta, él le pegó en la cara, estaba harto que ella le dejara de lado, que no subiera ver las intenciones del joven aquella noche cuando la había invitado aquella lujosa fiesta.
-Tú no puedes ir por ahí pegando a las mujeres, ¿dónde están tus modales?
-Mira, un chulo como tú no me da lecciones de cómo comportarme con una joven como ella –y el chulo como Michael lo había llamado le pegó, hasta que consiguió dejarlo tirado en el suelo sangrando y con algún que otro hueso roto.
-¿Te encuentras bien? –él sabía la respuesta de Caroline, la joven y vulnerable de Caroline – si se ha portado mal contigo, ya estás a salvo.
Gracias, estoy mucho mejor, ¿nos vamos? Pero antes déjame hacer una cosa –y como no, ella, se acercó a Michael y le pegó varias patatas.
-Vámonos –se subieron a la moto que él tenía y salieron de allí, de aquel lugar para ir a un piso que él tenía y daba la casualidad que era cerca de donde ella vivía- ¿subes?
Ella no se lo pensó dos veces y subió a la casa que él poseía. El piso que él tenía era un piso muy bien amueblado, con una decoración moderna.
-Esto que ves aquí es mi casa, un sencillo ático. Pagado con mi trabajo –pero ella no le dejo que se explicara, le obligo a ir directos a la habitación donde lo hicieron, él daba todo lo mejor de él y ella igual.
Hacían una bonita pareja y se notaba. Aunque él todavía no le había contado a que se dedicaba. Se besaron y él fue a la ducha mientras ella se quedó allí mirando la habitación, abrió un cajón y encontró en él una pistola, la marca y el modelo no lo sabía porque de eso no entendía, y un gran fajo de billetes
-Me puedes explicar una cosa –quería saber porque guardaba una pistola en su casa-, ¿qué haces con una pistola?
-No es asunto tuyo, aunque si lo quieres saber, suéltame la toalla, que necesito vestirme –ella soltó la toalla y él se vistir–. Soy ladrón, vale, no sé si te interesará lo que hago; si me quieres quédate, sino, vete y no vuelvas.
-¡Ladrón! Mi vida ha cambiado mucho desde que te conozco, me has ayudado y ahora qué me dices la verdad no sé qué decir. Me da igual que seas un ladrón vale, me gustas desde el primer momento que te vi.
Y a mí también me gustas –él se sentó en la cama, le tocó las mejillas y la besó.
Ahora ella debería vivir con él, no podría volver junto a sus padres, no podía explicarles que había pasado con su mejor amigo él cual le había pegado y que el tío del que se había enamorado era un ladrón o mejor dicho era un criminal.
-Me quedo a vivir contigo –aquello no le gusto mucho a Roberto, así se llamaba el ladrón del que se estaba enamorando Caroline.
No sé qué decir. Pero vale –y allí se quedaron abrazados, desayunaron juntos, ella se ducho, fue a su casa cuando supo que no había nadie, cogió unas cuantas maletas y guardó cosas suyas.
Mientras tanto él se fue a tatuarse el nombre de ella en el bazo. Sentía algo fuerte por ella y se notaba. Esa misma noche quedó con sus dos amigos fueron a por el chico que había pegado Caroline, ya estaba en su casa recuperándose. Llamaron a la puerta y él les recibió. Cuando le vio allí Michael se tiró al suelo y camino a gatas esperando a que no hicieran nada.
-Lo siento mucho, ya me has pegado mucho anoche, para por favor –Michael intentó que no le hicieran nada, pero Ian y Brian por orden de Roberto cogieron a Michael y se lo llevaron al piso que ellos tenían en el centro de la ciudad.
Allí desnudaron a Michael, le ataron a una silla y le vendaron los ojos.
-¿Por qué pegas a una chica inocente como Caroline?
-¿Dónde está? La habéis secuestrado y lo sé porque sus padres están preocupados por ella –Roberto pegó a Michael con un látigo y le dejó marca.
-Ella está bien, ahora vivirá conmigo, porque me quiere y yo la quiero a ella -le enseñó el tatuaje que se había hecho esa mañana por ella.
Mientras tanto Caroline estaba en casa de él, pensó en ir a comprar a una tienda, cogió una de las llaves del cuenco, se guardó la pistola en la espalda y se marchó con el móvil en la mano. Fue a la tienda más cercana, allí dio unos cuantos paseos por los pasillos hasta que fue a la caja, allí sacó la pistola, era la primera vez que lo hacía, pero tenía ganas de hacerlo por la adrenalina, apuntó al cajero y le dijo que le metiera el dinero en una bolsa que si no lo hacía iban a ocurrir desgracias. Pegó un tiro a la cámara de vigilancia para que no pudieran reconocerla. Cuando tuvo el dinero salió de allí y corrió. Subió a la casa de Roberto donde él la esperaba.
-Ya me tardabas le dijo él– no encuentro mi pistola, la del cajón de mi mesilla.
La tengo yo –aquella respuesta no le gustó mucho– atraqué una tienda, la más cerca que había.
-¿Cómo que atracaste una tienda? –ella le explicó la adrenalina que le había dado al hacerlo y que quería seguir haciéndolo junto a él. Y él le contó lo que había pasado con Michael y ella se cabreó, no quería que maltrataran a su mejor amigo, aunque le hubiera pegado la noche pasada. La vida de Caroline como ladrona empezaba desde ya junto con Roberto un ladrón aventajado.
FIN
Bonita historia. Menudo peligro tiene este Roberto, jejeje!! Y Caroline, qué impulsiva la chica!
ResponderEliminarBesos!