El Título es "YO NO TE AMO ¡CHICLE!
Es un chick lit.
Sinopsis:
Diana es una chica llena de vida
que sabe disfrutar de ella, estudiante y trabajadora. Él es el nuevo
director del hotel, autoritario e intransigente,
viene dispuesto a imponer sus nuevas normas y sacarla de sus
casillas. Incluso ella está convencida que le quiere hacer la vida
imposible. Pero tienen algo en común, ninguno de los dos cree en el
amor. En sus contantes encontronazos quizás haya algo más...
Aparte David guarda un secreto escandaloso y si Diana llegase a
enterarse...
Esta novela nos envuelve en
disparatadas situaciones y malentendidos en el que las risas están
garantizadas, en el poder la amistad, los fuertes lazos de la
familia, una preciosa historia de amor a la vez que divertida, fresca,
llena de enredos y con el toque de humor personal de la autora que da
tanto de qué hablar. Preparaos para reír y emocionaros a dosis iguales.
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"...Cuando regresé a la mesa del restaurante,
David me dijo que ya había pedido. A mí no me importaba, porque me
gusta todo y no era un problema. Hasta esa noche, y hasta que aquello
llegó a la mesa.
—¿Cochinillo? —pregunté como si me acabasen de dar una bofetada.
—¿Nunca lo has probado?
—No—.
—Te va a encantar.
—¿Nunca lo has probado?
—No—.
—Te va a encantar.
¿Encantarme?
Me puse mala, pobrecillo, ver aquella carita, si era un bebé, de cerdo,
pero un bebé. Se me hizo un nudo en el estómago.
—De repente se me ha ido el apetito, lo siento David, pero no creo que pueda.
—Estás bromeando ¿no?
—Lo siento muchísimo pero no puedo. Mira que carita, es un infanticidio por lo menos. Debería estar prohibido. No puedo comerlo —y me crucé de brazos.
—Diana ¿qué voy a hacer contigo? ¿En serio que no puedes? No me lo puedo creer.
—Me parece monstruoso. Lo siento.
—Pero a ver, mujer de Dios, tú eres carnívora, te he visto comer carne antes, de cerdo, de ternera ¿qué diferencia hay?
—Pues que a una chuleta no le tengo que ver la cara, a este sí. Creo que a partir de ahora me vuelvo vegetariana.
—Estás bromeando ¿no?
—Lo siento muchísimo pero no puedo. Mira que carita, es un infanticidio por lo menos. Debería estar prohibido. No puedo comerlo —y me crucé de brazos.
—Diana ¿qué voy a hacer contigo? ¿En serio que no puedes? No me lo puedo creer.
—Me parece monstruoso. Lo siento.
—Pero a ver, mujer de Dios, tú eres carnívora, te he visto comer carne antes, de cerdo, de ternera ¿qué diferencia hay?
—Pues que a una chuleta no le tengo que ver la cara, a este sí. Creo que a partir de ahora me vuelvo vegetariana.
David
se frotaba la frente, se estaba exasperando, yo lo contemplaba, a veces
no sabía si reír o llorar o mandarme a una guardería.
—¿Digo que se lleven la cabeza?
—Demasiado tarde, David.
—No vas a comer ¿verdad?
—Demasiado tarde, David.
—No vas a comer ¿verdad?
Negué con la cabeza y me disculpé con la mirada mientras pensaba cómo me había arrepentido de ver la película "el cerdito Babe".
—Vámonos —me pidió David.
—No, no quiero estropearte la cena.
—Ya es tarde, Diana.
—Déjame pagar por lo menos. Me siento fatal, pero no puedo evitarlo.
—No, no quiero estropearte la cena.
—Ya es tarde, Diana.
—Déjame pagar por lo menos. Me siento fatal, pero no puedo evitarlo.
David, dejó escapar un suspiro de resignación, se sacó la servilleta del regazo y se levantó. Salimos
en silencio, tremendo cabreo debe tener, pensaba, yo ni me atrevía de
abrir la boca. Anduvimos un buen trecho cuando se paró, me cogió por los
hombros y me obligó a sentarme en un banco del paseo marítimo.
—A ver, ¿sobre qué más comida sientes cariño? No quiero pasar otra vez por esto.
—Bueno......
—Bueno ¿qué?
—Es que...
—Suéltalo ya, venga.
—Cuando era pequeña tenía como mascota un conejo.
—Vale, nada de conejo al ajillo ¿algo más?
—Codornices, son tan pequeñitas....
—Nada de codornices, bien, ¿Y las setas? Tampoco supongo, no vas a dejar a los pitufos sin casa.
—Estás enfadado ¿o te estás cachondeando de mí?
—Bueno......
—Bueno ¿qué?
—Es que...
—Suéltalo ya, venga.
—Cuando era pequeña tenía como mascota un conejo.
—Vale, nada de conejo al ajillo ¿algo más?
—Codornices, son tan pequeñitas....
—Nada de codornices, bien, ¿Y las setas? Tampoco supongo, no vas a dejar a los pitufos sin casa.
—Estás enfadado ¿o te estás cachondeando de mí?
Estaba decepcionado, se le veía a leguas, pero me miró y sonrió.
—Me vas a volver loco ¿sabes?
—Yo creía que ya lo había hecho.
—Yo también.
—Te lo compensaré en cuanto lleguemos a casa.
—Tú lo arreglas todo con sexo.
—Hasta ahora siempre me ha funcionado —dije poniéndole carita de borrego degollado.
—Tienes razón, siempre te funciona, —sonrió por fin— Eres una gran manipuladora.
—Yo creía que ya lo había hecho.
—Yo también.
—Te lo compensaré en cuanto lleguemos a casa.
—Tú lo arreglas todo con sexo.
—Hasta ahora siempre me ha funcionado —dije poniéndole carita de borrego degollado.
—Tienes razón, siempre te funciona, —sonrió por fin— Eres una gran manipuladora.
Llegamos a casa y "cenamos", una cena con mucha carne cruda y saliva como aliño.
No volvimos a hablar del tema y David evitó los platos de codornices, conejo y sobre todo lechón desde ese día..."
¡Saludos!
4 comentarios :
Que vaya bien :)
¡Éxitos para Paula!
Besos.
Gracias chicas, hoy es un día muy especial ya que me acaba de llegar a casa también la primera prueba de mi novela con Eride ediciones que saldrá en breve y ha quedado genial, hoy es un día super especial y no me lo estropea ni el gripazo que tengo jeje. Besotes compis!
¡Muchos éxitos para Paula!
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