La rápida reacción de Roberto al  lanzarse contra su madre evitó que la bala le diera de lleno en la sien,  pero no obstante no pudo impedir que la rozara y que empezara a  sangrar. Una de las ventajas de tener una madre enfermera es que me ha  transmitido nociones de primeros auxilios, así que corrí hacia allí y  aparté a Roberto, que me miró desconcertado mientras hacía lo posible  por detener la hemorragia. Por suerte, la bala no había hecho ningún  daño irreparable, pero necesitaba que le dieran puntos y le dije a  Roberto.
-Hay que llevarla a un hospital.
-¡No! ¡Hospitales no! –gritó su madre, histérica.
-Necesita que le den puntos, Roberto. Si no, es posible que se desangre.
Él  me miró atormentado, dudoso, pero finalmente una mirada de  determinación le cruzó el rostro cuando miró a su madre y cogió su  móvil.
-¿Qué haces? –le pregunté -. ¡Necesita que la vea un médico!
-Si la llevamos al hospital la detendrán. Conozco a un tipo que me debe un favor y que puede ayudarnos.
-Pero  –empecé a decir, pero él me volvió la espalda y comenzó a hablar por  teléfono con alguien. Finalmente, colgó y se dirigió a Iris.
-Necesito tu coche.
-Ni hablar. ¡Ella asesinó a Vincent! ¡Se merece ir a la cárcel!
-¡No te estoy dando a elegir! –exclamó Roberto, furioso.
-Iris, le mató para proteger a Roberto. ¡Vincent era un asesino, estaba loco!
Iris  me miró, vacilante, y acabó por tenderle las llaves a Roberto, que  cogió en brazos a su madre y la metió en el asiento de atrás. Yo me  senté a su lado para atenderla e Iris se puso en el asiento del  copiloto, con cara de malas pulgas. Roberto arrancó y comenzó a conducir  a toda velocidad por las calles hasta una zona de la ciudad que tenía  muy mala fama. Después de callejear un rato, finalmente detuvo el  vehículo y  sacó a su madre. Fui a seguirle escaleras arriba cuando vi  que Iris no se movía.
-No pienso dejar sólo el coche en este lugar –me dijo, aun enfadada.
-Iris, no creo que sea seguro que... 
-Vas  a entrar en un edificio en el que seguramente viva un criminal para  salvar la vida a otra criminal. No quiero tener nada más que ver en todo  esto.
Suspirando y sabiendo que  tendría que hablar con ella largo y tendido cuando acabara todo esto,  asentí con la cabeza y entré. Cuando llegué arriba, un gorila me detuvo  el paso.
-Viene conmigo –dijo Roberto. El tipo me dejó pasar y me sorprendí por la lujosa estancia en la que nos encontrábamos.
-¿Dónde...
-Están en esa habitación –señaló él a una puerta cerrada-. ¿Por qué me seguiste?
-¿Por qué no me avisaste? –le pregunté en respuesta. Él sonrió ligeramente y me abrazó.
-No  quería implicarte más de lo que ya estabas. Mi idea era evitar que  hicieras algo ilegal, aunque parece que tú y tu amiga lo habéis acabado  haciendo de todas formas.
-No había otra opción. No ibas a dejarnos llevarla al hospital, y no hubiera tenido oportunidades sin ir.
-Aun así, ahora sois culpables de un delito de complicidad y encubrimiento por mi culpa.
-En fin… Por cierto, ¿dónde estamos?
-Es mejor que no sepas más.
En  ese momento sonó un móvil y el gorila de antes llamó a la puerta en que  estaban curando a la madre de Roberto insistentemente hasta que la  abrió un tipo de aspecto de gangster.
-La policía viene hacia aquí.
Nada más decirlo se armó un revuelo y miré por la ventana. El coche de Iris ya no estaba.
***
Horas  después, mirábamos zarpar el lujoso barco del tipo con pinta de  gangster –Paolo, creí escuchar que se llamaba –zarpar con la madre de  Roberto. No nos había sido nada difícil evadir a la policía, ya que se  notaba que tenían un plan de escape perfectamente planificado que  cumplieron con precisión mecánica.
Cuando el barco se perdió en el horizonte, nos dimos la vuelta y el tal Paolo dijo:
-Ahora eres tú el que me debe una.
Roberto  asintió con la cabeza y, tomándome de la cintura, me acompañó hasta una  parada de taxis y, desde allí, a casa, donde nos esperaba el detective  Bennet para someternos a un nuevo interrogatorio. Por suerte, Iris  –porque no me cabe duda de que fue Iris –realizó una corta llamada  anónima desde una cabina en la que decía únicamente dónde estaba la  madre de Roberto, sin implicarnos a ninguno de los dos, y como no tenía  ninguna prueba no le quedó más remedio que dejarnos marchar.
Según  pasaba el tiempo, la policía fue desentrañando su propia versión de la  historia: Vincent, en un ataque de ira al enterarse de que Lorenzo era  el verdadero padre de su sobrino, había asesinado al mismo, tras lo  cual, al enterarse, la madre de Roberto había escapado del hospital para  matar al profesor como venganza. Aunque hay una orden de busca y  captura contra ella, está en paradero desconocido y se casi seguro que  nunca la capturarían. Eso me alegraba en parte, porque ella ya había  sufrido bastante, pero una pequeñísima parte de mí sigue pensando que  casi sería mejor que una persona tan desequilibrada esté a la sombra. 
Aunque  no hubo reproches con Iris, desde aquella noche nos fuimos distanciando  cada vez más y hace semanas que no hablo con ella. No obstante, como  seguimos yendo al mismo instituto, no he podido dejar de enterarme que  ha comenzado a salir con Michael. Espero que sean felices, pero algo me  dice que lo que les ha unido es su antigua amistad conmigo y cierto  resentimiento hacia mí y hacia Roberto.
En  cuanto a Carla, sufre una profunda depresión de la que temo que no  pueda salir. Roberto, que ahora dispone de buena parte de la fortuna de  su padre y se ha mudado a una de sus mansiones, le pasa una pensión  todos los meses y se encarga de que esté permanentemente atendida, pero  cuando quedó claro que no podía hacerse cargo de su hijo en ese estado  inició los trámites legales para convertirse en tutor del pequeño, que  fue declarado legalmente segundo heredero de Lorenzo y por tanto ya  tiene su futuro asegurado con una gran cantidad de dinero en  fideicomiso.
Por otro lado,  Roberto saldó su deuda con Paolo cuando le traspasó todos los negocios  sucios de Lorenzo. No obstante, para protegerse, realizó un seguimiento  de todas las actividades ilegales del mismo que guardó en un lugar  oculto y que se entregaría a la policía en caso de que nos ocurra algo a  alguno de los dos o a nuestras familias. Cuando cumpla la mayoría de  edad, me iré a vivir con él y haremos lo posible por vivir honradamente,  sin problemas de ningún tipo ni ilegalidades de por medio. Después  ¿quién sabe? Sea como sea, ya hemos tenido nuestro cupo de problemas en  esta vida y algo me dice que seremos muy felices juntos.
FIN 
Nota: Si tú también quieres hacerle un final alternativo a esta maravillosa historia, decirte que aún estás a tiempo ya que el plazo de entrega del mismo será hasta el 22 de de este mes... Así que... ¿a que esperas?.
Saludos y feliz Domingo!
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

3 comentarios :
Lo lei hace un rato en el Blog d Deborah, aunke t confieso k debo leerme algunos capitulos k m faltan... ^^. Si, soi culpable jaja. M pongo a ello^^
sí que se me coló el nombre, siempre los he confundido!
¡genial! Por fin Michael sera feliz, sólo Carla me preocupa, ya no merecia sufrir tanto :) ¡saludos!
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