SUEÑO (NADIA)
Aviso: Si eres menor de edad o no te gusta leer escritos con contenido sexual esplícito, no sigas leyendo.
La noche bañaba todo con su oscuro manto espectral cuando salió en busca de su nueva víctima, necesitaba beber sangre lo antes posible o perdería la mayor parte de sus fuerzas y no parecía haber humano alguno cerca de él.
Caminaba bajo el calor seco del verano, sintiéndose incómodo con la camiseta negra que llevaba puesta, si alguien decía que los vampiros no sudan se equivocaba e Iker era la prueba viviente de ello en ese momento.
Estaba por dar vuelta en la esquina del final de la cuadra cuando escuchó gritos lejanos, agudizó sus sentidos en busca de la procedencia de estos, encontrándose de paso con la presencia de unos siente vampiros. Quien gritaba era una mujer joven por el tono de su voz.
Apresuró a sus piernas para poder ver si con la chica había más humanos, necesitaba sangre y si para eso tenía que aliarse con otros vampiros, lo haría.
Pero cuando llegó a un par de metros del lugar de los hechos, se percató que no había sido buena idea ir hasta ahí; el vampiro que parecía tener el control del resto era Abel, uno de los tantos líderes que había por la zona, meterse con él era como lanzarse a las garras de un cazador de vampiros.
Estaba a punto de dar la vuelta y escapar de ese lugar cuando la mujer abrió los ojos en su dirección, mirándolo a los ojos.
—¡Ayúdame! — gritó la chica estirando su mano hacia él.
Iker la miró lleno de odio, de no ser por ella hubiese escapado sin que nadie se percatara de su presencia, pero sus gritos de chica desolada habían hecho que Abel se fijara en su persona.
—¿Qué tenemos por aquí? — Dijo Abel acercándosele a paso lento — No sabía que Iker tenía la mala costumbre de espiar el ritual de cacería de los otros.
Sudor cayó por su frente cuando Abel se le acercó lo suficiente como ver que en su boca había sangre de la mujer. El olor hizo que se retorciera con deseos de morder a la chica, pero debía resistirse.
—Yo sólo pasaba por aquí — respondió sin mirar a la mujer, no quería que ella lo viera con esos ojos de cachorro perdido nuevamente.
—Pues esta será la última vez que camines por aquí — Abel terminó la frase sin darle tiempo de esquivar el rodillazo que le asentó en el estómago.
Cayó al suelo sin poder evitarlo, estaba débil ya que llevaba una semana sin beber una gota de sangre y hacerle frente hasta al vampiro más insignificante en ese momento hubiese sido un reto.
—¡Déjenlo! — escuchó que gritaba la chica.
La miró intrigado por su preocupación, ella lo miraba con los ojos abiertos de par en par, y su expresión decía que le dolía haberlo delatado, era como si se disculpara por pedirle ayuda.
Se fijó mejor en ella, tenía un cabello rojizo ondulado que estaba completamente alborotado por el forcejeó con los hombres de Abel, sus pechos resaltaban bajo su escotada camiseta negra y se movían de forma oscilante con cada intento que ella hacía por soltarse de su captor; sus piernas sobresalían de su corta y ajustada falda tan largas que podría perderse horas tocándolas.
—Háganla callar, ya no soporto su voz chillona — dijo Abel dirigiéndose a sus hombres.
Iker pudo ver en los ojos de la chica que se despedía y al mismo tiempo agradecía su presencia para no sentirse sola al morir. No supo por qué, pero ver su expresión hizo que la sangre le hirviera de rabia, lanzando una improvisada patada a Abel, dando justo en sus piernas y tirándolo al suelo con el impacto.
Escuchó un grito de la chica, viendo que uno de los hombres de Abel la había apuñalado cerca de sus costillas; quería correr hacia ella, pero se percató que el resto de los vampiros había corrido al rescate de su señor.
Iker se preparó para hacerles frente, esquivando cada uno de sus golpes y dando contraataque a cada uno de ellos, sabía que a diferencia de ellos cargaba con un arma de fuego en su cintura y aunque no había querido usarla ya no le quedaba otra alternativa.
Sacó su arma de la funda, apuntando a los hombre de Abel dispuesto a disparar, pero los vampiros no parecieron darse por vencidos, corriendo hacia él listos para el ataque. Fue ahí cuando Iker accionó el gatillo de la pistola acertando un tiro en la cabeza del vampiro que había apuñalado a la mujer, viéndolo caer sin vida al asfalto.
El resto de los hombres de Abel se detuvo al ver que cargaba con un arma, mirando a su jefe con expresión interrogante, pero Abel continuó su trayectoria hasta iker, quien no dudó en volver accionar el gatillo y disparar directo al corazón de Abel. El vampiro intentó esquivar su ataque, pero erró cayendo al suelo con una herida en las costillas.
El resto de los vampiros tomaron los brazos de Abel huyendo del lugar. Iker sabía que sería denunciado por cargar con su arma, pero ver los ojos de la mujer agradeciendo por acompañarla en su muerte lo había debilitado.
Caminó hasta la mujer tomando su cuerpo inerte del suelo y levantándola, ella aun respiraba, con dificultad pero seguía con vida.
Se apresuró a volver hasta su guarida con ella entre sus brazos, si quería salvarla tendría que transformarla pronto, pero aquello era penado por la ley si se hacía en público.
Cuando llegó hasta su casa, dejó a la mujer sobre su cama corriendo en busca de paños y agua para limpiar sus heridas. Rápidamente la desvistió para poder ver mejor la magnitud de sus lesiones, encontrándose con que no sólo la habían apuñalado. Los hombres de Abel habían bebido sangre ella y no sólo de su cuello; ella cargaba con marcas de colmillos en todo el cuerpo, marcas que aun sangraban.
Limpió sus heridas con cuidado, pero no era capaz de ignorar que la tenía prácticamente desnuda frente a sí y la sed que invadía sus sentidos. Sus colmillos se habían extendido bajo la fragancia de su sangre y su miembro se endurecía de sólo pensar en morderla; pero no quería hacerlo, lo hacía sentirse como uno más de los hombres de Abel.
Ella se removió contra las sabanas gimiendo levemente, el sonido de su voz lo excito más de lo que ya estaba en presencia de sus voluptuosos pechos.
Añoraba morderla y sentir su sangre recorrerle el paladar y sus manos acariciar su piel.
Añoraba morderla y sentir su sangre recorrerle el paladar y sus manos acariciar su piel.
Miró sus heridas intentando ignorar la urgencia de su cuerpo por poseer a la chica, sólo había una forma de transformarla y para ello debía sanar sus heridas para que no perdiera más sangre.
Se acercó a ella comenzando a lamer sus heridas para sanarla, escuchándola gemir nuevamente. Ella volvió a retorcerse en las sabanas presionando la tela bajo sus palmas. Pudo sentir el olor de su entrepierna humedeciéndose por el contacto de su lengua sobre su piel. Instintivamente lamió su rosado pezón que de inmediato reaccionó a su roce. Ella volvió a gemir, al tiempo que Iker no podía reprimir en gruñido que salió de su garganta.
* * *
Nara gimió bajo la acción del placer que recorría su cuerpo, sentía dolor, pero este se veía opacado por el éxtasis que enviaba a su cuerpo cada toque húmedo sobre su pezón. No quiso abrir los ojos, ese sueño parecía ser mucho mejor que todos los otros que antes había tenido. Pudo sentir la humedad descender desde sus pezones hasta su vientre, acariciando su piel al tiempo que gemidos escapaban de su boca. Si estaba soñando rogaba que sus gritos no fueran reales, o su madre llegaría para arruinarle el sueño.
Pudo sentir un aliento tibio tocar su entrepierna, antes de que unas manos separaran sus piernas en un acto violentamente erótico, su respiración se cortó, volviendo a ella cuando suaves caricias estimularon su clítoris. El placer se la llevó nuevamente, retorciendo sus dedos entre las sabanas; quería extender sus brazos para tocar al dueño de los dedos que la acariciaban, pero temía que si lo hacía despertaría y Nara necesitaba ese contacto, cada parte de ella lo ansiaba sin estar dispuesta a perderlo.
Separó un poco más sus piernas, acomodando sus caderas a la espera de lo que vendría, el aliento tibio despertó nuevamente sus sentidos, avivando su cuerpo y haciéndola gritar de deseo.
—Sí — gimió ella — sigue así.
Si estaba soñando podía dejarse llevar sin arrepentimientos.
Sintió que dos fuertes manos tomaban sus pechos apretándolos con urgencia, al tiempo que una lengua presionaba entre sus muslos, haciendola retorcer su espalda y apretar los músculos de las piernas de placer.
—Más por favor — rogó ansiando un contacto más íntimo, jamás se había sentido así en toda su vida y quería profundizar su gozo.
Ya no sentía el dolor de las mordeduras, quizás eso sólo había sido una pesadilla… una que anticipaba el placer onírico que vendría después. Si tenía que volver a experimentar esa pesadilla cien veces por volver a sentir aquello, lo habría hecho gustosa.
El toque insistente e incesante en su entrepierna estremeció su cuerpo, al tiempo que exprimía las sabanas buscando relajar la tensión en sus manos, pero cuando sentía que su cuerpo se aflojaba, una nueva embestida de la juguetona lengua la hacía gritar nuevamente y volver a apretar las manos.
Soltando al fin sábanas, llevó a sus manos hasta el ser que la hacía gritar de placer. Tocó su cabello sin poder evitar entrelazar sus dedos entre las hebras de este, atrayéndolo a continuar con sus toques.
El calor la recorrió de forma intensa, mientras sentía la humedad de su cuerpo aumentar con cada roce de la juguetona lengua. Los dedos de él acariciaron su clítoris deslizándose suavemente y entrando en ella, en movimientos constante de entrada y salida, sin que la lengua dejara de hacer su recorrido exquisito.
No pudo evitar tocar el rostro de él, tenía curiosidad pero abrir los ojos podía significar despertar del sueño; podía sentir su mandíbula fuerte y esculpida, moviéndose en forma acompasada con cada embestida, y aumentando el ritmo a cada gemido de Nara.
Los roces de la juguetona lengua cesaron, al tiempo que se trasladaba desde su monte de venus hasta su seno, deleitándose de manera febril contra sus pezones, succionándolos con urgencia mientras que con sus dedos apretaba el que por ausencia quedaba abandonado.
Estaba a punto de atreverse a abrir los ojos cuando suavemente unos labios se posaron sobre los propios, sin perder la oportunidad de acariciar sus pechos y presionar sus pezones con hábiles dedos.
Una sensación exquisita se disparó a través de todo su cuerpo, mientras Nara acomodaba sus caderas, deslizándolas para recibir por completo al hombre que dentro de sus sueños la hacía esperar por más.
Las gruesas manos del hombre acariciaron su piel, deteniéndose ambas en sus caderas, aprisionándolas y anticipando lo que con anhelo Nara esperaba. La embestida febril contra su virginidad la hizo gritar, era dolor, un dolor extrañamente gustoso que poco a poco fue remplazado por el deseo de más.
Jadeó, con la respiración ausente por largos y eternos segundo, hasta que él comenzó a moverse en su interior y la exhalación pareció volver a su cerebro, mientras no podía evitar que su cabeza se arqueara levemente y su columna se contrajera.
Su respiración seguía agitada y con cada arremetida de su miembro un gemido se escapaba de la boca de Nara, siendo acallado por un invasivo y posesivo beso. Sentía su cuerpo completamente húmedo por la acción del sudor, lo que parecía avivar los toques insistentes de las gruesas manos sobre su cuerpo.
Sus caderas respondieron a los movimientos del hombre como si ya supieran con anticipación lo que debían hacer, al tiempo que escuchaba el respirar agitado de él contra su oído y su lengua recorrerle el cuello.
Sus sentidos despertaron a los roces de aquel hombre, sintiendo el bombeo de su miembro dentro de su cuerpo y la excitación aumentar con cada movimiento suyo. Quiso gritar cuando el éxtasis llegó a sus músculos haciéndolos contraerse con insistencia, pero su respiración se había vuelto inestable y su mandíbula se apretaba con fuerza sin dejar escapar sonido. Cuando al fin sus labios liberaron sus gritos su cuerpo estaba por completo entregado al placer del orgasmo y la sensación apremiante de exigir piel para apretar bajo sus dedos.
Pudo sentir los músculos de él al tiempo que las palpitaciones disminuían, recorriendo su ancha espalda con desconocidos hábiles dedos, sintiendo el ritmo de su respiración disminuir y los gemidos de su boca acallarse lentamente, para volver a surgir ante la nueva acometida de él contra su cuerpo.
Sus movimientos parecían ser más urgentes que antes, mientras el cuerpo de Nara se retorcía de placer esperando lo que creía sería el despertar de su perfecto sueño.
El cuerpo duro y fornido que estaba sobre el propio apretó con fuerza contra su pecho, Nara sabía que un nuevo orgasmo llegaría a ella, pero esta vez la explosión no sería sola; quería sentirlo, escuchar sus gruñidos mientras el placer lo invadía a él, pero cuando creyó que ocurría sintió una punzada horrible en el cuello.
Gritando de dolor y por efectos del ya cumplido orgasmo, sus ojos se fueron cerrando sin saber si su acompañante onírico había logrado sentir lo mismo que ella.
* * *
Iker se sentó en la cama calmando su respiración, beber la sangre de aquella mujer lo había llevado a un clímax incontrolable y primitivo. Podía sentir el sudor frío cayendo por su cuerpo y entremezclándose con el que ella había botado entre gemidos.
No sabía cómo le diría lo que había ocurrido, o si simplemente le borraría la memoria para ahorrarse problemas, pero ahora verla dormir entre sus sabanas con la expresión llena de paz lo relajaba, y tener un pequeño respiro en esa ciudad siempre era maravilloso.
15 comentarios :
Estupenda historia, Nadia, y muy hot. me gustó Iker, tan valiente al enfrentarse con Abel y su banda... y Nara... bueno, espero que Iker no le borrase la memoria al final, jajajajaja. mucha suerte en el concurso.
saludos, quiero mostrar mi relato, pero no se cual es el correo electronico de ustedes para enviarlo, pueden enviarlo a mi correo? ariana_uribe10@hotmail.com
o.o!!!! bueno de casi ser comida por vampiros a que tu salvador te de una revolcada es mucha la diferencia, q suerte tiene!
saludos dulce cautiva, bueno no estaba hablando de mentes perversas, y no gracias no puedo participar porque un relato erotico propiamente dicho no tengo ninguno, solo tengo en uno de mis libros una escena explicita. hablaba de uno sobrenatural de fantasmas corto. pero necesito una direccion a la que enviarlo.
ahhhhhhh ya entendi! gracias, luego te vencio la cosa para publicarlo en mi blog para q lo vean, saludos XD gracias
Me ha encantado este relato, la rumbo distinto que ha tomado a lo largo de la narración. :)
Besotesssssssss
Me ha gustado este relato por la forma en la que ocurren los hechos, la acción después llega el sexo (muy bien descrito) y por ultimo la duda de Iker.
Buena suerte
Muy buen relato, con mucha pasión y un protagonista que comparte más rasgos humanos que bestiales :-)
Mucha suerte, Nadia! Besos!
Hola nena
Que valiente a sido Iker, luchando por ella.
Y aunque ella crea que ha sido todo un sueño para Iker no lo ha sido y la ha salvado
Mucha suerte nena
Hola!!
De los 11 relatos este fue uno de los primeros que leí junto con el de Valnelia por ser seguidora de ambos blog, y la verdad es que lo hice antes de leer las normas del concurso...
Se me había pasado comentar en este, que como me aparecía que ya había pinchado en el link pues pensé que ya lo había hecho.
Solo decir que adoro la forma de escribir y expresarse que tiene Nadia, ella ya lo sabe.
Espero que al final no le borrara la memoria a la chica, algo así es digno de recordarse...
Muchos besos y suerte para el concurso, la competencia es dura...
uufff que alivio que al fin de cuentas la salvo!!
me gusto mucho aunque al principio si pense que no la ayudaria pero que bueno que me equivoque XD. y me encanto como la trato despues jeje
Mucha suerte!!
me ha gustado mucho, por un momento pensé que no la iba a defender
Si no la salvaba, ¿de quién se iba a alimentar entonces para sanar sus heridas? Lo cierto es que podría haberlos matado a todos sin ayuda, ¡menudo vampiro! Y luego se aprovecha de ella, ains...
Me ha gustado el relato ;)
Un saludo y suerte :)
que bueno que al final la salvo del grupo de vampiros, pero el pobre de Iker la puede pasar muy mal después de todo,creo!
nora es una chica muy dulce,miedo que fuera un sueño?! yo quiero uno jajaj besos y mucha suete
Muy buenooo!!!!!!!!!!
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