Regla de Naarah: ninguna sanadora de almas puede enamorarse de un mortal.
Duncan
Montague, conde de Beauford, vive aislado en Coth Castle como
consecuencia de una desgracia de la que se considera culpable. Tras el
accidente de su familia no se cree merecedor de la felicidad y por ello
ha renunciado a su vida anterior: llena de privilegios y coches de lujo.
Solo
en una antigua mansión, su carácter se ha vuelto hosco y esquivo. Se
mantiene alejado de sus amigos y de la modernidad que antes le ofrecía
Londres mientras odia a la prensa por ensañarse con su historia y al
universo entero por haberle quitado todo cuanto amaba.
La
llama de la esperanza está escondida en el fondo de su alma, por lo que
necesitará la influencia de un ser inmortal para sanar sus heridas y
que lo ayude a perdonarse.
Tras
ocho siglos cumpliendo con su labor de sanadora a la perfección, Sarah
tiene una nueva misión en Cornualles que parece sencilla y rutinaria. Lo
que desconoce es que, en esta ocasión, su existencia está a punto de
dar un giro definitivo que romperá las barreras del tiempo y del
espacio.
¿Cómo podrá el amor salvar a dos almas destinadas a estar juntas?
Novela contemporánea con un toque de fantasía.
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