martes, 20 de septiembre de 2011

SIGUIENTE CONTINUACIÓN DE LA HISTORIA HILO ROJO DEL DESTINO BY DÉBORAH F. MUÑOZ

Empecé a caminar hacia mi portal, pero una firme presa en mi brazo impidió mi avance. Me solté de una fuerte sacudida y sin mirar atrás corrí hasta cerrar la puerta a mi espalda. Cuando llegué a mi habitación me apoyé en la ventana, odié que diera a la casa de mis nuevos vecinos, y lloré hasta que no me quedó ni un ápice salado por derramar. 

by Hada Fitipaldi


 Capítulo Nueve

Así estuve un buen rato, hasta que me cansé de derramar lágrimas por una causa perdida. A pesar de haber tenido la mirada borrosa, logré ver cómo Roberto discutía con su amigo, sin notar mi presencia; pero no alcancé a saber que era exáctamente lo que se estaban diciendo, ni tampoco me importaba. Estaba cansada de toda esta historia y además,  tenía el corazón herido. Sin pensármelo dos veces, cerré la ventana, me alejé de ella y me dejé caer en la cama. 

Supuestamente era la hora de comer, pero no tenía apetito alguno, por eso no bajé cuando escuché a mi madre decir que la comida estaba ya lista. Preferí leer un rato y así despejar la mente.

El resto del día lo pasé así, encerrada en mi habitación e ignorando a Roberto que no había parado de llamar a la puerta en toda la tarde. Como no quería verlo, ni hablar con él, le había dicho a mi madre que no le dejara entrar y ella -para mi sorpresa, no objetó nada y accedió a cumplir con mi petición. Supuse que se había inventado alguna excusa, quizás le dijo que estaba fuera de casa o que no me encontraba bien. Fuese lo que fuese que le dijera, me pareció correcto. Queriá estar tranquila y en soledad.

Al día siguiente hice cuanto estuvo en mi mano para evitar a Roberto, pero él prácticamente me emboscó al doblar una esquina y no tuve más remedio que afrontar la realidad y aceptar que después de clase habláramos a solas. Quedamos en mi casa, porque en la suya se iba a celebrar una nueva fiesta a la que me negué a asistir.

Por la tarde me sentía nerviosa y no paré de darle vueltas a todo lo que había pasado hasta entonces. Cuando oí los golpes en la puerta, me levanté como un resorte y la abrí. Roberto se había esmerado con su aspecto y su visión me quitó el aliento por un segundo, pero me recuperé rápidamente y le conduje a mi habitación, dejando la puerta abierta para no darle una impresión errónea. Él se apoyó en mi escritorio con esa pose suya tan característica, que le hacía parecer un tipo duro pero vulnerable.

-Te he hecho esto -me dijo con cierta timidez, entregándome un dibujo en el que aparecía yo caracterizada como una mujer guerrera que empuñaba una espada llameante.

-¿Y quién se supone que es la chica que aparece, si puede saberse? –pregunté enfadada.

-¿Y quién si no tú?.

-Pues no sé. A lo mejor es Carla. 

Roberto palideció visiblemente y me miró con estupefacción.

-¿Carla?, ¿qué sabes de Carla?.

-¿Aparte de que somos idénticas?. Pues unas cuantas cosas, como que estuvo saliendo contigo, que se lió con tu padre y que tú la dejaste de lado cuando lo supiste todo -le reproché, dolida.

-¿Y qué querías que hiciera, dime?. ¿Que dijera que yo era el padre, evitara el aborto y le ahorrara el bochorno? –se enfadó él.

-¿Evitar el aborto? -pregunté incrédula.

-Oh, ¿eso no lo sabías?, Mi padre la dejó embarazada. Si no hubiera sido por eso, yo no me habría enterado nunca de nada.

-Te equivocas, Roberto. Carla no abortó, tuvo al niño.

Roberto se tambaleó ligeramente y se sentó a mi lado.

-¿Estás segura de eso?.

-He visto al niño con mis propios ojos.

Roberto, hundido, se dobló sobre sí mismo y se pasó las manos por el pelo con tal desesperación que no pude evitar abrazarle. Cuando se calmó un poco, comenzó a contarme su versión de la historia: cómo había creído que ella era el amor de su vida, cómo después de presentársela a su padre ella empezó a cambiar y él pensó que era porque no se sentía a gusto con su riqueza, cómo se había enterado de que ella estaba embarazada y que el niño no era suyo, sino de Lorenzo… y cómo Carla le había hecho creer que había abortado, motivo por el cual dejó de hablarla completamente. También me habló de lo que sentía por mí, que no tenía que ver con Carla sino con mi forma de ser, que le había atraído desde el principio a pesar de que mi parecido con ella había sido un punto en mi contra.

Estuvimos hablando durante mucho tiempo, hasta que alguien llamó a la puerta.

-Qué raro, no creo que sea mi madre, nunca se olvida las llaves.

Bajé a abrir y Roberto me siguió, como reticente a alejarse de mí, y me quedé blanca de la sorpresa cuando abrí y me encontré a Lorenzo en la puerta con un inmenso ramo de rosas rojas en la mano. Detrás de mí, Roberto lanzó algo parecido a un gruñido y, esquivándome con gracilidad, se lanzó contra su padre antes de que éste pudiera abrir la boca. Ambos se pusieron a pelear salvajemente en el suelo y, aunque hice cuanto pude por separarlos, no lo conseguí hasta que el chófer y el guardaespaldas del magnate intervinieron sujetando a padre e hijo. Corrí hacia Roberto, que tenía un corte en el labio bastante feo y un ojo amoratado e hinchado, mientras Lorenzo se levantaba y arreglaba sus ropas con la máxima dignidad posible.

-Esto no va a quedar así, hijo –dijo mientras entraba en el coche.

Roberto miró con odio el coche hasta que se perdió de vista y finalmente me acompañó cojeando en dirección a la casa. Justo en ese momento apareció mi madre que, doy gracias, al ver a Roberto en ese estado no se fijó en el estropicio del jardín y prácticamente le arrastró hasta el botiquín para curarle. El pobre tenía la cara hecha un pan, con tantos golpes recibidos en tampoco lapsus de tiempo. Michael también había dejado su huella.

Él estuvo encantador y consiguió que mi madre le invitara a cenar poco después de terminar de curarle, aunque quedaban aun muchas horas. Como ella estaba ya en casa, demasiado pendiente, para mi gusto, de todo lo que hacíamos, no podíamos hablar con total libertad de lo que había ocurrido y optamos por poner una película hasta la cena, momento en el cual se nos unieron mi hermano y su novia, que se autoinvitó.

Roberto consiguió encandilarles a todos a pesar de las reticencias iniciales y supe que por fin iban a dejar de darme la tabarra con el tema de Michael, lo cual me alegró muchísimo. 

Cuando acabó la cena, bastante entrada la noche, me ofrecí a acompañarle a casa para poder hablar a solas, pero en cuanto salimos de casa y vimos el coche de policía aparcado frente a su casa supimos que algo iba mal. Corrimos hacia allí y dos agentes de policía salieron por la puerta en el momento en que llegamos.

-¿Roberto Di Steffano?.

-Sí, soy yo -respondió él nervioso -¿Qué ocurre?.

-Queda detenido como sospechoso del asesinato de su padre.
 ... 

¡¡¡Que giro más inesperado!!!, ¿verdad?, jejeje. Nuestra querida Déborah ha sabido darle juego al asunto, ¿no creen?. Y a mi me parece muy normal que sospechen de Roberto, y más después de que pelearan con testigos y todo. Y si encima de todo encontraron restos de ADN en las uñas de su difunto padre, ¡con más razones!, jejeje. Y, ¿quién será el o la asesin@?, tengo a varios sospechosos en mente... ¿Quizás Vicent se enteró de que Lorenzo era el verdadero padre de su sobrino y que éste, había tenido relaciones sexuales con su hermana siendo aún menor de edad y por eso se lo cargó?, o puede que incluso lo hubiera hecho ella misma... O puede que haya sido asesinado por algún miembro de la mafía con la que hacía negocios sucios... ¿Quién sabe?. Ahora le toca el turno a Paty C. Marin, quizás ella nos aclare algo...

¡Hasta entonces!, saludos!!!

5 comentarios :

Lulai Leo dijo...

Uhhhh!!!! Q emocionante... je muero por saber que tajada me tocara continuar a mi jeje.... Esta quedando espectacular... sin palabras...

Paty C. Marin dijo...

Dios bendito, a ver que se me ocurre para seguir con esto que me habéis dejado xDDD

Déborah F. Muñoz dijo...

hola! no me parece mal, pero creo que debería ir al final del capítulo anterior en vez de al principio de este. Ya sabes, capítulo nuevo, día nuevo. Si empezamos esta parte continuando la anterior, debería ser la continuación del campítulo mejor que capítulo nuevo ¿me explico bien? Es que estoy en clase y medio dormida XD

Angy J. W. dijo...

Vaya giro!! Jolines, la verdad es que sí que da mucho de sí ese nuevo giro. ¿Y si se suicidó? Jajajja estaría guay que fuese un accidente en la ducha, aunque eso ya es imposible xD

Déborah F. Muñoz dijo...

ese es demasiado egocéntrico para suicidarse...
Claro, en esta entrada no. Yo lo decía una vez editada la historia completa, porque tendría más sentido...