martes, 8 de septiembre de 2015

CINCO ERRORES QUE GARANTIZA QUE NINGUNA EDITORIAL PUBLIQUE TU OBRA:

Si escribes para ti, puede que te contentes con guardar tus manuscritos en un cajón para releerlos en un futuro. Sin embargo, la mayoría de los que se han sentado por largas horas frente a una pantalla tienen la esperanza de mostrar sus obras al público. Muchos de ellos intentarán publicar a través de una editorial.
Lo exasperante es que el mundo editorial está envuelto en misterio y una gran cantidad de noveles no se toman la molestia de investigar su funcionamiento. Esto da como resultado que los escritores desesperen cuando pasan los meses sin recibir respuesta y que los editores quieran arrancarse los pelos de pura exasperación. Parece haber una brecha profunda entre ambas partes y sería beneficioso para todos cerrarla lo más posible.
Por este motivo, empezaremos por enumerar los cinco errores que garantizan que ninguna editorial publique tu obra.

1. Ser descuidado

Escribir una novela o compilación de relatos toma una cantidad considerable de tiempo. Si bien hay escritores que sacan dos o más libros por año, la mayoría escribe solo uno en el mismo período, si acaso. Por desgracia, muchos noveles se dejan llevar por el alborozo de terminar una obra y se lanzan al paso que les parece lógico: publicar.
Una. Terrible. Idea.
En estos casos me gusta invocar cierta frase atribuida a Ernest Hemingway: «El primer borrador de cualquier cosa es una mierda». Sería maravilloso si todos nosotros tuviéramos estas palabras en mente, porque no es nada más ni nada menos que la pura realidad.
Es recomendable revisar una obra por lo menos tres veces. Primero, léela y subsana cualquier agujero argumental e incongruencia en las acciones de los personajes; luego, busca errores factuales, como haber dicho que cierto evento ocurrió el 29 de marzo y poner que pasó el 29 de mayo 300 páginas después; por último, mejora la prosa y ve eliminando errores ortográficos y de sintaxis.
El editor de Drakul Ediciones, Javier Ortiz, asegura que es imposible evitar todos los errores; incluso después de la corrección profesional de la editorial se pueden escapar algunos, pero otra cosa es que haya tantos que hieran la vista. En ese caso el manuscrito puede resultar rechazado solamente por la mala imagen que da.
Como ves, es terrible caer en el error de pensar «para qué corregir si la editorial tiene a alguien que lo hará por mí». La editorial necesita a ese corrector vivo y, de ser posible, cuerdo. No lo van a exponer a un borrador que, más que una corrección, necesita ser escrito de nuevo.

2. Pecar de redundante y verboso

Hay pocas cosas más exasperantes que comenzar un libro y toparse con una historia que no avanza porque la prosa está repleta de palabras vacuas. Vicente García, editor de Dolmen Editorial, afirma que los manuscritos que comienzan demasiado recargados cansan un poco.
Entiendo que cada uno ha de dar lo mejor al principio, pero no hace falta hacer uso de quince adjetivos en el primer párrafo si ese no es luego tu estilo de narración; es algo muy habitual comenzar y ver cosas del estilo de «Una atronadora tormenta asomaba en medio de un cielo turquesa tan hermoso como indescriptible. Azulados destellos escapaban por entre las nubes…». Y tres párrafos después sigue sin pasar nada.
En resumen: no sobrecargues la prosa de manera innecesaria ni recurras a palabras complicadas cuyos significados desconoces, porque el lector lo notará.

3. Entrar adonde no te llaman

De las metidas de pata mencionadas hasta ahora, puede que esta sea la peor porque no tiene razón de ser. Es comprensible que un novel piense que no es necesario corregir el manuscrito por sí mismo, o que debe esmerarse con palabras grandilocuentes en las primeras páginas para impresionar al lector. Pero enviar una obra policiaca a una editorial de fantasía es injustificable. Es un ejercicio de futilidad, por no decir descortés.
Juan Ángel Laguna Edroso, editor de Saco de Huesos, nos relata:
Somos un sello de literatura de terror y la gente nos manda cosas que no tienen nada que ver: fantasía épica, erótica, histórica, ciencia ficción, novelas policiacas… También nos preguntan muchas veces si publicamos relatos, cuando bastaría mirar el catálogo un minuto para ver [que] publicamos, y muchos. Estas cosas son desesperantes cuando además el autor aprovecha el mensaje para felicitarnos por nuestra labor o catálogo… que evidentemente no conoce.
Me sorprende que ninguno de los editores que colaboraron con este artículo haya expresado tener ganas de meter el brazo en la pantalla y estrangular al autor.
Antes de enviar tu manuscrito a cualquier editorial, asegúrate de que encaja con sus publicaciones. Si escribes romance, no hagas una propuesta a una editorial de fantasía. Lo más seguro es que desestimen tu obra. Suponiendo que no sea así y la publiquen gracias a un acceso de locura, tu novela alcanzará a una audiencia que no está interesada en ella y caerá en el olvido.
Haz tu tarea e investiga a cada editorial antes de enviar nada.

4. No elaborar una buena propuesta editorial

La propuesta editorial es un tema delicado. A diferencia del mercado anglosajón, no hay una forma estandarizada de elaborarla. Tal vez sea por este motivo que tantos autores se limitan a adjuntar su manuscrito a un email y enviarlo a la editorial sin más explicación que: «Tras haber estudiado su catálogo, adjunto este manuscrito que puede serle de interés».
Ortiz señala que esto es insuficiente.
Lo primordial que no debería hacer un autor que presenta un manuscrito es pensar que será seleccionado para publicación únicamente debido a su calidad. La calidad literaria se da por supuesto que está implícita en toda obra publicada por una editorial (aunque en la práctica no sea así), por tanto, no es un criterio suficiente para destacarse. Es solamente un criterio más. Algunos autores presentan sus obras exaltando sus bondades, considerando que eso es garantía de publicación, cuando esas cualidades deben ser valoradas por los editores o los lectores, no por el autor. Una editorial, como cualquier empresa, tiene que basarse en criterios económicos para sobrevivir, si no lo hace así, sus posibilidades de quebrar y desaparecer aumentan. Eso se traduce en que los productos que generan (los libros) deben venderse.
Sé que parece desalmado hablar de tus escritos como si fueran productos, pero desde el punto de vista del editor, lo son; no invertirá dinero en algo que no se va a vender. Debes convencerlo de que tu obra tiene una audiencia dispuesta a pagar por ella.
Por lo tanto, es necesario elaborar una propuesta que te haga destacar. De otro modo, lo más probable es que tu obra termine olvidada en el fondo del buzón de correo. Asegúrate de colocar en el cuerpo del email un gancho, por decirlo así. Esto le dará al editor una idea del tema y enfoque de la obra. Por ejemplo:
«La novela gira en torno a las peripecias de Aisha, una niña hindú que es arrancada de sus padres y vendida como esclava. Pese a esto, Aisha demuestra astucia y tenacidad a la hora de encarar el destino e intentará volver a casa por todos los medios».
Por supuesto, debes recordar presentarte y terminar el email debidamente, e indicar los documentos adjuntos: el manuscrito (por lo general debe estar completo; pregunta a la editorial si quiere la totalidad de la obra o solo las primeras páginas) y un segundo archivo con la sinopsis argumental del mismo, de principio a fin. No suena divertido, pero debes entender que el editor tiene un montón de propuestas no solicitadas por evaluar y un resumen bien elaborado puede ser de gran ayuda. Asimismo, debes incluir información sobre ti que pudiera servir para generar ventas. Ortiz provee una serie de ejemplos:
  • Soy un presentador de televisión de tal cadena, y si se publica mi libro lo publicitaría en mi programa, y haría que mis compañeros periodistas lo muevan con sus contactos (no sería el primero).
  • Este es mi tercer libro, y los anteriores han tenido ventas superiores a X ejemplares.
  • Tengo cinco mil amigos en Facebook, y veintiún mil seguidores en Twitter.
  • Soy el administrador de un blog en el que tengo diez mil visitas todas las semanas.
  • Soy el hermano de tal escritora famosa (es un ejemplo real de un manuscrito que recibió Ortiz; no lo publicaron, pero despertó su curiosidad).
  • Soy famoso por esto o lo otro.
  • Soy profesor de universidad, y pondré mi libro como lectura obligatoria en mi asignatura.

5. Ser un imbécil

Por último, huelga decir que aunque pulas un manuscrito, hagas una buena propuesta y lo presentes solo a las editoriales relevantes, no te van a publicar si eres maleducado o si te das aires de grandeza. La relación entre escritor y editor es una de negocios y nadie quiere hablar de dinero con alguien difícil de tratar.
García afirma que ha lidiado con escritores que lo primero que hacen es amenazar con que tienen la obra registrada «como si no tuviéramos otra cosa que hacer que robarles la novela».
Algunos autores no se dan cuenta de que no nos interesa publicar solo una novela de ellos, y que si el libro funciona lo que nos interesa es publicar los siguientes. Al final, no deja de ser como un matrimonio donde a todos nos interesa que la cosa vaya bien, son intereses comunes y relaciones que interesan sean a largo plazo.
Otros editores afirman haber rechazado propuestas solo para recibir cartas incendiarias plagadas de insultos contra sus madres, que no tienen nada que ver.
Si quieres publicar, tienes que acostumbrarte al rechazo. Habrá editores que consideren que tu obra no es publicable y lectores que te darán puntuaciones bajas. Si estallas como un volcán a cada rechazo o crítica, notarás que las puertas se cierran a tal velocidad que no quedará ninguna abierta cuando vuelvas a pestañear.
Fuente:
¡Saludos!

2 comentarios :

xolis dijo...

No escribo....pero la nota estaba interesante...como todo trabajo... este se prepara....se afina..y luego se vende....y depende de uno venderlo bien en primera instancia....muy buena...bss

Ariel Romero dijo...

Vaya, unas anotaciones muy interesantes y a tener en cuenta. Gracias ;)