La noche anterior, Carlos le había citado por teléfono para que se vieran ese mismo día a la hora del recreo en el vestuario del gimnasio. No sabía qué era lo que el chico más guapo y popular del instituto Príncipe de Asturias de Lorca quería de ella, aunque se hacía una vaga idea... Últimamente, éste le había estado prestando más atención de lo habitual hasta tal punto que se habían hecho muy buenos amigos y eran inseparables.
¿Sentía el muchacho algo por ella?, eso mismo se preguntaba Sofía mientras garabateaba su nombre y el de Carlos dentro de un corazón en una hoja de su libreta de apuntes. Una sonrisa se curvó en sus labios cuando cayó en la cuenta de que lo mismo el muchacho pensaba declarársele...
Al fin sonó la campana que anunciaba que ya era la hora del recreo. Como una bala, Sofía recogió sus pertenencias y las guardó en su vieja mochila. Se despidió de su mejor amiga diciéndole que había quedado y que llegaba tarde, y antes de que ésta dijera algo, ella ya había desaparecido por el pasillo.
Al pasar junto a la puerta de cristal de la entrada principal, detuvo su carrera y miró a través de ésta en dirección a los aparcamientos. Desde donde ella se encontraba parada, tenía una muy buena vista de aquél lugar y de esa manera, podía comprobar si la moto de Carlos estaba allí estacionada o no. Casi le da un vuelco al corazón cuando la vio allí, aparcada donde siempre solía estar. Los nervios comenzaron a invadirla y el temor de estar equivocada, le hicieron dudar y plantearse si realmente debería acudir a la cita.
Armándose de valor, se dijo que no debía de posponerlo más e ir al lugar de encuentro para descubrir de una vez por todas qué era lo que Carlos pensaba decirle. Rezaba por que no le dijera cualquier disparate, eso la dejaría desilusionada y hecha polvo... Con determinación y agallas, se puso en marcha de nuevo y se dirigió directamente a los vestuarios.
Diez minutos después se encontraba apoyada contra los azulejos del mismo, con un Carlos posesivo que la besaba apasionadamente. Le había confesado el amor que sentía por ella y después de su declaración, se había lanzado a besarla.
Sofía no puso resistencia alguna y aceptó de buenas ganas los labios devastadores del chico. Llevaba tanto tiempo esperando eso, que no lograba asimilar del todo que aquello fuera cierto, que de verdad él estaba pegado a su cuerpo, devorando su boca y acariciando su cintura mientras apoyaba una de sus manos en el azulejo que había junto a su cabeza.
Definitivamente, se alegraba enormemente el no haberse equivocado...
FIN
3 comentarios :
Es precioso Dulce. Has sabido plasmar como se siente una adolescente en sus primeras citas. Inseguridades y miedos... M encanta.
Sobre todo remakarko el trozo dnd pones k gabaratea en sus apuntes... eso aun lo hago yo tando en la uni!!!
Un beso mi niña y spero y deseo k tngas suerte en el concurso.
La verdad es que has sabido captar y reflejar el sentimiento ese que hemos tenido siempre cuando nos gustaba alguien, y quería hablar contigo. Lo de garabatear el nombre de quien te gusta, y tal. Es cierto.Es así como nos portamos.
Saludos :)
Hay, que lindo, me recordó la primera vez que tuve mi primer novio, super nerviosa. Como siempre tus historias son muy talentosas.
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