Volví poco a poco la cabeza hacia él, sintiendo como en el recorrido sus labios trazaban un sendero de fuego a través del lóbulo de mi oreja, la parte superior de la mejilla y deteniéndose en la comisura de mis labios. Allí exhalé un momento su aliento, fresco y a la vez cálido. Podía notar el sabor un poco amargo de la cerveza. Recordé a las guerreras que acababa de ver dibujadas y me dije que no iba a huir. Me quedaría en aquella batalla. Así que cerré los ojos e inspiré suavemente, entonces él recorrió en una húmeda caricia con su lengua el contorno de mi labio superior, para después posar suavemente sus labios sobre los míos...
Inconscientemente, los entreabrí lo justo para poder dejar que su lengua invadiera mi boca y reclamara la mía. En ese momento, un débil y apenas audible jadeo escapó de mi garganta y el mismo fue embutido por la boca hambrienta de Roberto.
Mi mente quedó completamente en blanco y sólo era consciente de las nuevas e intensas sensaciones que me estaban abrumando en ese momento, olvidando donde estaba, a qué había ido allí y si lo que estaba haciendo era lo más correcto o no... ahora, nada de eso tenía importancia alguna.
O al menos fue así hasta que me puse tensa al notar como una de sus manos levantaba disimuladamente mi camiseta ajustada y acariciaba mi vientre con suaves y lentas caricias. Aquello me pareció muy íntimo y demasiado precipitado... ¿Cuanto hacia que lo conocía?, ¿un par de días?. ¿Y qué sabía yo de él?. Nada. Ni si quiera conocía la razón por la cuál vivía allí con aquellos dos tipos peligrosos y sin sus padres... y aún así, él tenía "demasiada" confianza conmigo y ahora su atrevida mano iba hacía arriba, con intenciones de tocar más de lo permitido.
Me removí bajo su cuerpo, en un intento por zafarme de su agarre, pero él malinterpretó mi gesto y pensó que me estaba restregando contra él, en un intento de acercarme más a su cuerpo y exigir más de él. Muy lejos de la realidad.
-Shhh, tranquila nena, no hace falta que te impacientes tanto... -me susurró mientras mordisqueaba mi mandíbula en otra caricia también íntima-, no hay prisas... además, no me quedan condones y tengo que esperar a que Brian o Ian acaben para pedirl...
¡¿Qué?!, ¡no puede ser!, ¿este imbécil se pensaba que yo era otra chica fácil como lo era Stacy?, pues, las llevaba claras. ¡Y encima, el muy cara dura tuvo la desfachatez de decirme en la cara que no le quedaban condones...!. Y entonces, en ese momento recordé lo que dijo antes Brian: "Lo siento tío, creía que ya te habías quedado saciado por hoy...". Con la sangre hirviendo en mis venas, logré apartar de un empujón a Roberto que en ese momento me estaba succionando el cuello. Seguro que me había dejado alguna marca amoratada, como la que le había hecho a Stacy y que ella con tanto orgullo me mostró esa misma mañana...
-¿Que ocurre nena?, pensé que nos estábamos divirtiendo -se quejó él mientras se acomodaba mejor en la cama y me miraba con incredibilidad con aquellos ojos verdes que desde el primer día que los vi me cautivaron.
-Ocurre que yo no soy Stacy ni nadie que se le parezca. No sé que tipo de relación tendréis vosotros dos que tú te tomas la libertad de besarte con otras, pero yo no soy como ustedes y ahora mismo me largo de aquí -dije casi gritando y poniéndome en pie.
-No tienes que preocuparte por ella, si te comportas así por que piensas que tengo novia, déjame decirte que te equivocas. Esta misma mañana rompí con ella justo después de que ambas discutieran.
Mientras se excusaba, yo había dado unos cuantos pasos y ya casi me encontraba enfrente de la puerta que todavía continuaba cerrada. Al oír su confesión me paré un segundo a pensar y, he de reconocer, que por un momento me sentí aliviada de que ellos dos ya no estuvieran juntos, pero igualmente tenía que dejarle claro que yo no era una chica fácil... ¡el muy bruto se pensaba que me iba a acostar con él en nuestro primer encuentro íntimo!, Por Dios y la virgen... ¡si ni si quiera esto era una cita!. ¿Hacía él eso con todas las chicas que se ligaba?. Esa idea no me gustó para nada, era como si me pusiera celosa nada más pensarlo.
¿Me estaba enamorando?, no, no podía ser que fuera tan ingenua... ¿o sí?. El recordar el sabor de sus besos y el placer de sentir sus labios junto a los míos me hizo darme cuenta que así era... Me estaba enamorando de un "don Juan" que encima de todo, era mi vecino...
-Mira, me parece muy bien que ya no andes bajo las faldas de la golfa de Stacy, pero que tengas el mejor culo que he visto en mi vida y me hayas librado de ella no te da permiso para sobrepasarte conmigo, ¿entendiste? -lo fulminé con la mirada y antes de abrir, le dediqué una genuina sonrisa-, si quieres llegar lejos conmigo, tendrás que currártelo.
Y sin más me largué de allí y comencé a bajar las escaleras muy orgullosa de mi misma. Me alegraba haber tenido el valor de encararme a él y poder controlar mis hormonas adolescentes.
-¡Nena! -oí que gritaba llamándome desde su cuarto, me detuve en el escalón por el que iba y miré por encima de mi hombro en aquella dirección. Roberto tenía apoyado un hombro en el marco de la puerta y me miraba con una mueca de diversión en el rostro y con los brazos cruzados sobre el pecho-, ¿te he dicho alguna vez que me encantan los retos?.
Ni siquiera le contesté, simplemente me limité a continuar con mi descenso por las escaleras, dispuesta a salir de allí lo antes posible. Como pude, me hice paso entre todos aquellos adolescentes que bailaban y bebían en medio de la sala principal y me alejé de toda aquella gente, de toda es estridente y potente música que ensordecían mis oídos. El aire fresco de la madrugada impactó sobre mi ruborizado rostro y dejé que me calmara antes de entrar en casa.
Abrí la cerradura con mis llaves y entré a toda velocidad en el interior, para luego quedarme congelada en el sitio de la impresión que sentí al ver a mi hermano Dylan y a Jane semidesnudos en el sofá del salón.
-¡Caroline! -exclamó él avergonzado- pensaba que estaba arriba, en tu cuarto y durmiendo... -comentó mientras recogía del suelo su camiseta blanca- ¿De donde vienes a estas horas si se puede saber? -preguntó después de ponérsela. Aún tenía el cinturón de sus pantalones desabrochado.
Jane no me miró en ningún momento, su cabeza estaba cabizbaja y lo único que hacía era darme ligeramente la espalda mientras se abotonaba su blusa rosa en silencio.
-¿Esto es lo que haces cuando mamá está fuera de casa? -le dije sin responder a su pregunta-, no sé si te acordarás que tienes habitación propia...
-Aún no me has respondido -me interrumpió él, ahora más molesto que avergonzado- soy tu hermano mayor y te exijo una explicación.
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3 comentarios :
Ohhh, me ha encantado, jejeje. Me encanta ese camino del reto que has abierto entre Roberto y Caroline, como actuará a partir de ahora él? Y la escena en que pilla a Dylan tb es genial(yo había pensado algo parecido en la fase anterior, jeje). Besos guapa
OH....GUAOOO..G..Mayuscula....esta super padre tu continuacion...me encanto cuando Caroline lo enfrento y le dejo claro...que no era una chica facil....quierooo leer mas :(...;)...Un besote, Siria.
Bosdata: Me encantaria que te pasaras por mi blog y me dieras tu opinion...de las demas sopresas que subi....tu opinion...es muy importante para mi ;)
jajajajaja, m encanta la trincada al hermno en plena faena, es q la visualizo a Caroline con cara socarrona diciendole q tiene habitación propia, jajaja... Genial!
Bss de color Violeta..
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