Hola a tod@s!, aquí estoy una vez más con la siguiente presentación. En esta ocasión, os presento a:
AMANDA LAGUNA
Y este es único blog:
En total tiene dos historias, "Amor y Mucho Más" (que hace poco la terminó) y "Color Destino" (que está siendo publicada actualmente en su blog):
Para leer "Amor y Mucho Más", ir a este enlace:
Y aquí os dejo la información sobre "Color Destino":
Argumento: Trata sobre una chica, sin amigas, tímida y diferente a las demás. Emma.
Desde que un personaje misterioso le empieza a enviar notas extrañas su
vida cambia y también su forma de verla, de apreciarla. Luchará por su
destino, dejándose llevar por el amor.
Prólogo:
¿Por qué tengo que ir?
Una pregunta que últimamente me hago continuamente.
¿Sobreviviría si abriera la puerta y saltara?
No creo, pero aún así las dudas me asaltan. Odio tanto ese lugar, tanto.
Mi pelo castaño se agita a causa del viento que entra por la ventana.
Mis ojos marrones están fijos en algún lugar infinito y desconocido. El
aire me da en la cara y intento asomarme lo máximo posible a la ventana.
5 minutos. 5 minutos para volver a la cruda realidad.
-Sigo sin saber porque me traes en coche.-le digo a mi madre que, atenta, conduce el coche mirando en todas direcciones. Ella es una mujer demasiado organizada y histérica por el orden y la limpieza. Estricta y imparcial.
-Sigo sin saber porque me traes en coche.-le digo a mi madre que, atenta, conduce el coche mirando en todas direcciones. Ella es una mujer demasiado organizada y histérica por el orden y la limpieza. Estricta y imparcial.
-Porque hoy es un día especial, Emma.-dice mi padre sentado en el
asiento del copiloto. Mi padre es todo lo contrario a mi madre, siempre
habla con un tono de voz relajado. Una sonrisa cálida y comprensiva
surge de su cara, la cual ha girado para contemplarme.
-Pues no sé que tiene de especial empezar el curso.-le digo yo a mi padre.
-Ya hemos hablado de eso antes.-dice mi madre tajante.
-Entonces, ¿por qué Amy no está aquí?-le digo a mi madre sabiendo que no tendrá respuestas.
-Amy ya es mayor.-dice ella.
-Emma.-dice mi hermano a mi lado.
-¿Si, Tommy?-le digo yo sonriéndole.
-Cállate.-me dice él también con una sonrisa.
Le doy un pequeño toquecito en la cabeza, que despeina su pelo rubio y
sus ojitos verdes me miran con odio. Mi padre y mi madre son rubios, y
con los ojos claros y perfectos, mi hermano es rubio y tiene los ojos
verdes y mi hermana es la perfección personificada. Siempre me pregunto
de donde salgo yo, donde encajo yo allí, en una familia demasiado
perfecta para ser mía.
El coche se detiene y me giro para mirar por la ventana. Deseo que el tiempo se detenga y no tener que entrar en aquel sitio tan horrible.
-Venga, Emma.-dice mi madre alentándome a bajar.
El coche se detiene y me giro para mirar por la ventana. Deseo que el tiempo se detenga y no tener que entrar en aquel sitio tan horrible.
-Venga, Emma.-dice mi madre alentándome a bajar.
Lentamente abro la puerta, me abrocho hasta arriba del todo la sudadera y
despacio camino hasta la entrada del instituto. Observo a las chicas
que hay, todas van perfectamente arregladas con sus mejores prendas.
Collares, bolsos, uñas de colores, maquillaje. Entonces me imagino a mi
en el espejo, con mis pantalones gastados, mi sudadera negra tres tallas
más grande, mis deportivas y mi coleta alta.
Tampoco encajo allí.
-¡Fea!¡Fea! ¿Ya no saludas?-dice un chico detrás de mi. No me afecta, estoy demasiado acostumbrada.
Sigo caminando.
Noto un suave toque en mi hombro.
Noto un suave toque en mi hombro.
-Hola, Emma.-dice alguien con una preciosa sonrisa y un brillo en sus ojos marrones.
Va vestida con una camiseta ajustada y unos shorts vaqueros en un tono
claro. Lleva un montón de pulseras y un largo collar de semillas de
colores.
-Hola, Amber.-le digo yo intentando sonreír. Amber y yo nos conocemos
desde hace un par de años y aunque es guapa y sociable el color de su
piel hace que mucha gente no la quiera como amiga.
-¿Hay algún chico nuevo?-pregunta ella como hace todos los años.
-No lo sé.
-Sí, mira, ese chico es nuevo.-dice señalando a un chico que está un poco apartado del resto.
Amber se coloca su pelo negro y se dirige hacia el chico.
-Hola.-dice ella.
Estoy harta de esas largas conversaciones con desconocidos para hacer
amigos, amigos que en cuanto encuentran algo mejor se largan.
Recuerdo a Ashley. Recuerdo a Sharon. Recuerdo a Elliot. 1 semana, 2 semanas,1 mes, 2 meses de amistad, ni uno más.
Amber está charlando con ese chico. Tiene el pelo negro y los ojos
marrones, es alto y tiene una espalda muy ancha, parece un atleta o algo
por el estilo.
-Fea.-alguien me susurra al oído y un escalofrío recorre mi cuerpo. Paso
de él, después de mucho años soportando eso he averiguado que es la
mejor opción.- Fea. ¿Algún día me dirigirás la palabra?
Aguanto las lágrimas, me he prometido ser fuerte, no llorar y menos con un tipo como él.
Su cálido aliento se esfuma poco a poco y entonces suspiró profundamente.
Amber me está mirando y percibo en su mirada que espera que diga algo. ¡Oh, mierda, una pregunta, me ha hecho una pregunta!
Asiento con la cabeza y ¿sonrío? Más bien hago una mueca extraña.
-Pues nada, te apuntas al equipo de animadoras.-dice Amber.
-¡No, no, eso no!-digo yo gritando. Nadie me presta atención, no sé que haría falta para que me prestarán atención.
Amber se ríe.
-Nunca escucha, está siempre en su mundo.-le dice al chico como si yo no estuviera allí.
-Sigo aquí.-le digo yo, enfadada.
Camino hacia nuestra aula y me siento en primera fila, donde nadie se pueda quejar de que estoy ocupando su sitio.
La mañana pasa entre presentaciones y apuntes, material que hay que comprar y demás.
Salgo de clase corriendo y me preparo para recibir empujones de todo el
mundo en la salida. Así es, nadie tiene en cuenta que soy una persona y
no una columna, me empujan y me apartan, es difícil pasar.
El autobús ya ha llegado y corriendo me acerco a él. Me siento al lado de Amber y espero hasta llegar a mi pueblo.
Entro en mi casa. Esta llena de clientas de la pastelería de mi madre, que está en la planta baja de mi casa, me aparto entre la clientela y subo por las escaleras que llevan al segundo piso, donde están todas las habitaciones.
Entro en mi casa. Esta llena de clientas de la pastelería de mi madre, que está en la planta baja de mi casa, me aparto entre la clientela y subo por las escaleras que llevan al segundo piso, donde están todas las habitaciones.
Amy ya ha llegado, de su habitación se oyen risas y música muy alta.
Entro en mi habitación, me tumbo en la cama y echo a llorar.
¿Qué diferencia hay entre esto y estar muerta? ¿Qué se supone que tengo que hacer para dejar de ser invisible?
Tantas preguntas y ninguna respuesta. Todo son silencios. Cojo un trozo
de papel y empiezo a escribir. “Color invisible”. Montones de veces esa
palabra, ni siquiera sé porque pero me tranquiliza. Pongo música y
intento relajarme.
Entra corriendo y con la lengua fuera ,Estrella, la perra de mi hermana,
que desde que dejó de ser un cachorrillo adorable y se convirtió en un
gran dogo gris no le presta atención. La acaricio y la invito a tumbarse
a mi lado.
Me quedo en silencio pensativa y los malos recuerdos vuelven a mi. No quiero recordar ese día, no quiero recordar esa sensación, quiero olvidar a esa persona. Pero no puedo, es prácticamente imposible.
Cierro los ojos y cuando los vuelvo a abrir decido sacar a pasear a Estrella.
Me quedo en silencio pensativa y los malos recuerdos vuelven a mi. No quiero recordar ese día, no quiero recordar esa sensación, quiero olvidar a esa persona. Pero no puedo, es prácticamente imposible.
Cierro los ojos y cuando los vuelvo a abrir decido sacar a pasear a Estrella.
Deben ser las siete y sé que ella, al igual que yo, adora correr por los
prados verdes que rodean ese pueblo. Lo único que me gusta de ese
pueblo.
-Vamos.-le digo a Estrella, y no hace falta que le diga nada más, porque
Estrella sale escopetada hacia la puerta empujando a todas las clientas
y sentándose bondadosamente junto a la puerta.
Ni siquiera me despido de mi madre cuando salgo por la puerta y colocándome bien la coleta que sostiene mi larga melena.
Estrella y yo corremos por los caminos que bordean la costa.
Estrella y yo corremos por los caminos que bordean la costa.
En en el agua hay un chico bañándose. Sé que no tiene porque resultar raro que un chico se bañe, pero allí, en Dunmore East, en un pequeño pueblo de Irlanda, que alguien se bañe en septiembre y por la noche, es extraño.
No lleva neopreno y esta muy concentrando dando brazadas. Nada muy rápido, pese a que hay olas y la corriente debe ser intensa.
Después de correr una hora vuelvo a casa más relajada y contenta.
Subo corriendo a la habitación y, sorprendida, me doy cuenta de que la hoja que hace apenas unas horas escribí a desaparecido.
-No puede ser.-murmuro. Entonces veo que la ventana está abierta. La cierro y corriendo bajo a cenar, pensando en quien encontrara aquel papel tirado por alguna de las calles de Dunmore.
7 comentarios :
Bienvenida al club, me paso a visitarte!!! Un beso!!
¡Bienvenida, Amanda! Es un placer tenerte por aquí.
Besos.
Que alegría! Felicitaciones Amanda. Luego me iré a conocer tu obra que pinta muy buena. Besitos =)
PD: Gracias dulce por siempre traer tan buenas noticias y bien completica (hasta con enlaces y todo para que las burritas como yo no nos perdamos jijiji =D)
Bienvenida, Amanda.
Ya verás que club tan estupendo.
Un beso
Bienvenida a esta enorme club familia!
Muchas gracias a todas y al blog :)
Siento no haber comentado antes!
Besos, Amanda.
Bienvenida!! Pasando.. =D
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