domingo, 5 de febrero de 2012

CADA VEZ FALTA MENOS PARA QUE EL DÍA DE SAN VALENTÍN LLEGUE...

Al igual que falta muy poquito para que llegue un día muy especial para el club... ¿sabes de qué estoy hablando?, ¿que fecha tan especial puede ser esa?. Seguro que ya sabes la respuesta, y si es así, estate atenta por que algo gordo se avecina!!, y hasta aquí puedo decir >.<

Ahora, para celebrar el día de los "enamorados", os traigo un relato que ha hecho nuestra compi Déborah F. Muñoz para tod@s nosotr@s:


Trampa afortunada


-Seguro que es una trampa –dijo Alberto, frunciendo el ceño tras leer la nota.

-Oh, por favor… ¿por qué iba a ser una trampa? –preguntó Estefanía.

-El tío más popular deja una nota en la taquilla de la empollona invitándola al cine. Es la típica trampa.

-Ves muchas películas. En primer lugar, él no me ha invitado. Dice que quedamos en la puerta y esto es el siglo XXI.

-No, si al final le invitarás tú –gruñó su amigo.

-Ni de coña, y menos a él, que es un niño de papá. Lo que nos lleva a mi segundo argumento. Él no me gusta.

-Oh, venga ya. Él le gusta a todo el mundo, es perfecto –suspiró él.

-Pues a mí no. Sin cerebro, ¿de qué sirve un cuerpazo como ese?

-Ya, listilla. Y si él no te gusta ¿por qué vas a ir?

-Pues porque me da pena. Él sólo, con este frío, abandonado en el cine en san Valentín. Además, tengo cosas que hacer en el centro comercial, así que me pilla de paso.

-Eso no te lo crees ni tú.

***

David esperaba en la puerta del cine a Aura, preguntándose una vez más si le había llegado la nota. Como no había podido ir a clase, le había tenido que encargar a su amigo Pete que se la diera en su lugar, pero empezaba a pensar que no le había llegado. Aburrido, paseó su mirada por la abarrotada entrada sin ver más cara conocida que la de una de las empollonas de clase que, por algún motivo, iba directa hacia él.

-Hola, siento llegar tarde. ¡Madre mía! ¡Qué cola! –exclamó ella.

-¿Perdón? –preguntó desconcertado.

-Bueno, decías en la nota que a las seis y son las seis y cinco, pero había atasco y el autobús vino con retraso.

-Yo no he…

-Oh, ya veo. Los populares y sus bromitas. Bueno, tienes suerte de que viniera aquí por pena y no porque esté colada por ti. No soy de las que lloran, pero sí que doy buenas patadas cuando me decepcionan. No te la pego ahora porque tenía que venir a hacer unas compras de todas formas y no quiero parecer una desquiciada delante de todo el mundo, tanto menos con el tipo de seguridad aquí mismo –señaló ella, dándose la vuelta con cara de enfado y encaminándose hacia las tiendas. Justo en ese momento, le llegó el mensaje de su amigo con un sonriente emoticono en el que ponía:

K, llgó tu mdia naranja?

-¡Espera! –gritó a la empollona, sintiéndose mal y sin deseos de quedar mal con la chica, aunque no sabía bien por qué. ¿De veras acababa de decir que había acudido allí por pena?-. ¡Yo soy tan víctima como tú! –exclamó cuando la alcanzó-. ¿Ves? –preguntó mostrándole su móvil.

-Ah, vale. O sea, que el capullo no eres tú, sino tu amigo, el que se cree gracioso. Pues nada, espero que se lleve la bronca que se merece –dijo ella. David no pudo evitar reírse.

-¿Siempre eres tan… así?

-¿Así cómo? ¿Inteligente, maravillosa, sarcástica, divertida? –preguntó ella sonriendo.

-Vale, ya lo pillo. No te falta autoestima –dijo David con lágrimas en los ojos de la risa. Ambos se quedaron callados, sin saber qué más decir, y finalmente añadió, vacilante-: Escucha, ya que estamos aquí… ¿Qué te parece si entramos?

-Bueno, verás, la verdad es que tengo cosas que hacer. Mi intención era venir a decirte en persona que lo sentía, pero que no podía acompañarte porque me urge hacer unas compras –respondió Estefanía, que no quería decirle que no llevaba dinero para afrontar el alto coste de las entradas. No obstante, el hecho de que él comprendiera su extraño sentido del humor era un punto a su favor, y ya no le parecía tan estúpido, así que cuando David la miró, algo decepcionado, añadió -: Pero puedes acompañarme.

-Será un placer –sonrió él.

***

Al día siguiente, David se encontró con la sorpresa de su vida al ver a su supuesto amigo con Aura, mirándole triunfante. No obstante, lejos de importarle, ahora se daba cuenta de que lo que sentía hacia ella sólo había sido un estúpido encaprichamiento. Sólo le dolía haber descubierto esa traición por parte de Pete, aunque era cierto que siempre había sabido que él estaba colado por Aura, por lo que no debería haberle extrañado.

Encogiéndose de hombros, pasó de largo con una sonrisa y avanzó hacia Estefanía, a la que besó suavemente en los labios ante las caras de sorpresa de todo el instituto y, en especial, del colega de ésta, Alberto. La tarde anterior había pasado volando y ambos habían acabado convencidos de que habían encontrado a su alma gemela.

-Oh, Dios mío. ¡Sí que no era una trampa! –exclamó estupefacto Alberto cuando se quedaron solos, después de que David, dándole un apasionado beso de despedida a Estefanía, saliera corriendo porque su clase era en la otra punta y llegaba tarde. Ella rió, aun sin creerse del todo lo feliz que se sentía y lo enamorada que estaba de David, cuando el día anterior sólo pensaba en él como un cuerpazo sin cerebro.

-Bueno, digamos solamente que fue una trampa afortunada.


FIN


Ambas esperamos que os haya gustado y yo os invito a que la conozcáis un poquito más y para eso os aconsejo que leáis su ficha de socia:

7 comentarios :

Lydia Pinilla dijo...

Yo sé lo que pasa!!!!!!!!
Jejejeje, para mi también se acerca un gran día :)
El relato es genial. Muchísimas felicidades escribes muy bien!

La Voz de Astarielle dijo...

K bien eskriba Deborah...yo es k la admiro jaja. Muaksss!!

Yo kreo k tb se lo k okurre^^

May R Ayamonte dijo...

Me encantó el relato!!

Anna Soler dijo...

Me encanta!!
Es super bonito.

Besos

VectorFree dijo...

Me ha encantado. ^^ Felicidades!!!

Raquel Campos dijo...

Que bonita, me ha encantado. Besos.

María O.D. dijo...

¡que genial relato! ¡sin duda, una trampa muy afortunada! ir de compras urgentes y sin dinero para el cine y salir con... ;) ¡gracias Deborah!