miércoles, 8 de febrero de 2012

NOVEDADES SOBRE "ESCLAVOS DE LAS SOMBRAS"

Para aquell@s que estén siguiendo la historia "Esclavos De Las Sombras" (creada entre Nenina, Lighling y yo), decirles que ya publiqué el siguiente capitulo.

Para l@s que aún no la conocen, les invito a hacerlo:


Esclavos De Las Sombras

Última estrofa escrita por mi:

Él en respuesta comenzó acariciarla allí mismo, en medio de la pista y ante varias miradas curiosas. El numerito no duró mucho tiempo, una presencia maligna lo puso en alerta y rápidamente, abrió los ojos, se apartó de ella y escaneó el lugar en busca de dicha fuente.

-¿Ocurre algo? -logró preguntar la mujer cuando había bajado de la nube en la que se encontraba flotando y se dió cuenta de que Mitchell estaba en tensión.

Éste, no perdió tiempo alguno en responderle, estaba muy ocupado intentando dar con aquella presencia que desprendía tanta maldad. Se quedó de piedra cuando al otro lado del local encontró al causante apoyado junto a la puerta de entrada. Éste le sonrió con una amplia sonrisa falsa y lo saludó con la mano, como si fueran grandes amigos. Se estaba mofando de él el propio Castiel en persona. Y antes de que lograra avanzar dos pasos a toda velocidad en su dirección, el ángel caído ya se había esfumado... Y Jennifer también había desaparecido...


       

Capítulo 13 (parte 1)


Buscando respuestas


Mitchell escaneó el lugar en su búsqueda, fijándose sobre todo en aquellas cabezas rubias que había en las proximidades, pero con horror, comprobó que ninguna de ellas correspondía a la de Jennifer. Definitivamente, ella había desaparecido.

Gritó su nombre varias veces, incluso preguntó a los presentes si sabían algo, si la habían visto marcharse y en ese caso, si lo había hecho sola o acompañada... Pero nadie sabía nada, ni habían visto algo... Era como si la tierra se la hubiera tragado.

Frustrado por su fracasada búsqueda, decidió salir del local y probar suerte en la entrada. Nada más salir, le preguntó a su amigo el portero, pero éste estaba tan colocado y harto de ver entrar y salir a tanta gente, que no supo asegurarle nada de nada.

Estaba igual que al principio, sin saber nada sobre el paradero de su protegida, y encima, estaba más enfadado que antes. ¿Podría la noche ponerse peor aún?, al ritmo que avanzaba ésta, no lo ponía en duda. Sólo esperaba que, estuviera donde estuviera Jennifer, ésta se encontrara bien y fuera de peligro.

Entonces las dudas lo asaltaron de golpe... ¿Quizás ella no quería saber nada más de él y por eso había desaparecido?, ¿o lo mismo ésta había escapado de sus garras porque aún seguía ofendida por haber tratado de mala manera a su pretendiente?... "No", se dijo, ella había respondido con pasión a sus besos y caricias... Ella no se fue y huyó por voluntad propia, algo le había pasado y él tenía el deber de averiguarlo y dar con ella.

Entonces, la imagen de Castiel burlándose de él en la otra punta de la pista de baile, le dio en qué reflexionar... ¿Que hacía aquél Ángel caído allí?, ¿a qué había ido a ese lugar?... ¿Quizás para comprobar que su maléfico "plan" se estaba llevando acabo con éxito?. "Eso es", se dijo una vez más Mitchell, ese bastardo tramaba algo y Jennifer era parte de sus maquinaciones... Castiel estaba detrás de su desaparición. Él estaba casi seguro de que era así, ahora faltaba comprobar si estaba en lo cierto o no. Pero... ¿cómo?.

Un clic sonó en su cabeza, muy similar al sonido que hacen las piezas de un puzzle cuando acaban encajando... Recordándole lo que él era y lo que mejor se le daba hacer... Cazar seres malignos.

"Bien. Por lo que veo, es hora de sacar al perro", se dijo mentalmente con una sonrisa en los labios mientras se adentraba en un callejón oscuro, lejos de posibles miradas indeseadas.

Se sacó del dedo su anillo de oro y después de lanzarlo al suelo y pronunciar las palabras adecuadas, apareció ante él su querida mascota infernal envuelto en una grisácea neblina.

Acarició la morena cabeza del animal, segundos antes de darle la orden de búsqueda. El perro de ojos rojos, obedeció al instante; se puso en funcionamiento a toda velocidad, cogiendo impulso con sus cuartos traseros y lanzándose hacia el interior del callejón, corriendo frenéticamente hacía esa dirección.

Mitchell comenzó a correr a la par del mismo, sabiendo que pronto daría con uno de esos seres y, quizás, con la respuesta que tanto ansiaba conocer: el paradero de Jennifer.
                                               
***

La cabeza le dolía horrores, todo le daba vueltas y tenía en la garganta el regusto amargo de un sabor extraño y nuevo para ella. La habían anestesiado con cloroformo, estaba casi seguro de ello. No es que antes hubiera probado esa experiencia, pero lo que sí sabía cierto, era que alguien le había cubierto la boca con un trapo húmedo; ese era el último recuerdo que tenía antes de que la oscuridad se apoderara de ella. Por eso, había llegado a esa conclusión.

Con lentitud, abrió los párpados. Tuvo que parpadear un par de veces para que sus ojos se adaptasen a la luz tenue. Aunque ésta era escasa, y apenas iluminaba la habitación oscura en la que se encontraba, la tenía justo encima de ella.

Alguien -o algo-, la tenía allí, maniatada, en una silla y debajo de la única bombilla que había en toda la estancia. Aún con los ojos sensibles por la repentina luz, Jennifer los entrecerró e intentó visualizar todo lo que la rodeaba, que no era mucho.

La habitación donde se encontraba encerrada, carecía de muebles, ya que, según parecía ser y pudo comprobar, estaba completamente vacía, a excepción de la silla donde ella estaba sentada y lo observaba todo.

Un ruido procedente del fondo del cuarto, le hizo ser consciente de que no estaba sola. Intentó ver quien era el causante, pero fuese quien fuese, estaba oculto entre las sombras de aquél lugar.

Se fijó bien, centrando su vista todo lo que puedo, y lo único que logró ver era una lucecita roja, que llameaba y de vez en cuando, perdía intensidad. Fuese quien fuese el que estaba allí con ella, estaba fumando.

Reconoció entonces que, el sonido que antes había escuchado y el mismo que le había alertado de que tenía compañía, era el del aire exhalando humo de los pulmones.

De repente, la luz roja que desprendía el cigarrillo, fue lanzada al suelo y aquél desconocido, la pisoteó con un pie hasta que ésta, se extinguió.

Ese "alguien", comenzó a desplazarse hacía donde Jennifer se encontraba, sentada, atada de manos y piernas, y observándolo todo. Y se dejó ver. La luz amarillenta resplandeció sobre su sombrío rostro, mostrando apenas el mismo, pues la caprichosa luminosidad, jugaba a crear sombras en sus duras fracciones.

Por un momento, la mujer se quedó confusa, desconcertada porque no reconocía aquella cara seria, ni aquellos ojos negros que la penetraban con la mirada... Hasta que éste habló.

-Al fin eres mía -dijo el desconocido, mientras una sonrisa sarcástica se formaba en la comisura de sus labios finos-. Corrijo, cuando Castiel acabe contigo, serás mía.

Nada más acabar de hablar, Jennifer comprendió dos cosas: Una, que Castiel, el malvado Ángel Caído, era el responsable de todo aquello; y dos, que a "ese" hombre lo conocía de algo, pues su voz le era vagamente familiar.

-¿Nos conocemos? -atinó a preguntar, mientras le mantenía la mirada. No quería que el hombre pensara que ella estaba asustada o se sentía amenazada al estar así, defensa ante él.

-¿Realmente te acuerdas de mi? -preguntó incrédulo éste, respondiéndole con otro pregunta-. Apenas hemos coincidido dos veces en todo este tiempo... Creí que nunca te fijaste en mi.

Jennifer cerró un momento los ojos, reflexionando en silencio. Tenía que centrarse para saber quien era ese loco y donde lo había visto antes... Entonces cayó en la cuenta...

-Tú -le dijo, acusándole-. Tú eres mi vecino nuevo, el que se mudó hace un par de meses, ¿no? -Él le respondió asintiendo con la cabeza, mientras continuaba sonriéndole de aquella manera tan fría-. Recuerdo que una vez coincidimos los dos en el portal de nuestro edificio... Recuerdo que estabas maldiciendo por que el ascensor estaba averiado. No recuerdo haberte visto de nuevo, después de aquél encuentro casual.

-Pero en cambio, yo a ti sí, y más de una vez -le confesó-. De hecho, tengo varias fotografías tuyas de recuerdo...

No siguió hablando, pero en cambio, sí se acercó más a ella y jaló de su pelo, obligándola a alzar la vista.

-¿Que te parecieron mis cartas?, ¿te gustaron? -ella no le respondió, no le dio el gusto. Simplemente lo miró con rabia y odio-. He de confesar que al principio todo era una simple obsesión por ti. Te quería exclusivamente para mi, y estaba esperando el momento para hacerte mía... Hasta que apareció Castiel y éste, hizo un trato conmigo.

Jennifer lo miró sin entender, no comprendía qué podía querer aquél ser malvado de ella, ni qué pudo haberle ofrecido a ese hombre como para hacerle cambiar de idea, pese a su obsesión para con ella...

-Pero... ¿que tiene que ver Castiel en todo esto? -preguntó al fin, mientras hacía lo posible por soportar el dolor que sentía en su cuero cabelludo. Aquél mal nacido, no le soltaba el cabello.

-Mucho -le contestó a la vez que se inclinaba más hacía ella, de manera alarmante. Con la otra mano libre, la sujetó firmemente de la barbilla, inmovilizándola. Entonces, la besó con fervor, de manera brusca-. Y en cuanto él cumpla su palabra, los dos estaremos juntos por toda la eternidad.

Le dijo nada más separar sus labios de los de ella. Dejándola más confusa todavía y asqueada por aquél beso fortuito.

"¿Por toda la eternidad?", se preguntó mientras observaba como él se alejaba de ella y se encendía nuevamente otro cigarrillo. "¿Acaso aquél demente planeaba convertir a ambos en vampiros, como Christian fue convertido?". Jennifer no daba crédito a la conclusión que su mente estaba llegando... No podía ser cierto que aquella descabellada idea fuera parte de los planes de aquellos locos... ¡Ella no quería ser una vampira, sedienta de sangre!. Tenía que escapar de allí, ¡y lo antes posible!.

La puerta abriéndose sin previo aviso, interrumpió sus pensamientos y en el marco de la misma, la luz ficticia del exterior, dibujó la silueta de otro hombre, también corpulento como el que le acompañaba.

-Drew, he pensado que, mientras esperamos a que venga Castiel, podría tomar un sorbito de esta preciosidad. No creo que a él le importe.

Ese tal Drew, lo miró con rabia contenida y se lanzó contra él, mientras le gritaba.

-¡Ella es mía!, no permitiré que la toques, ¡cabrón chupasangres! -le insultó, a la vez que se lanzaba sobre el recién llegado. Que por su comentario, se trataba de un vampiro-. Que la hayas raptado para mi, no te da derecho alguno sobre ella -añadió, cuando lo tuvo empotrado contra la pared.

El vampiro, con un gesto descuidado, logró zafarse de él y lo lanzó de culo al suelo.

-No olvides con quien estas hablando, humano insignificante -gruñó, mientras se colocaba bien la ropa-. Ésta te la voy a dejar pasar porque Castiel te quiere vivo por alguna razón que aún desconozco, sino...

Dejó la amenaza sin terminar y con las mismas, se dio media vuelta y salió por donde mismo había entrado.



6 comentarios :

Raquel Campos dijo...

Me ha gustado mucho este capítulo, me he pasado por el blog y sigo la historia encantada. Besos.

Anna Soler dijo...

No conocía esta novela. Me ha gustado mucho este capitulo y espero con el tiempo leerla desde un principio.

Besos

Mari dijo...

Hola guapa
El nuevo capitulo me ha encantado,te ha quedado fantastico y muy interesante, ya estrañaba yo un nuevo capi de la historia.
Besos

Leila dijo...

Hola Dulce!! ya deje mi comentario en el blog correspondiente pero... ¿cómo puedes dejarme así? te compasión de esta pobrecita convaleciente, necesito más....

J.P. Alexander dijo...

Muy buen capitulo extrañaba leer esta historia y nenina y a linting un beso y te me cuidas Dulce

María O.D. dijo...

La verdad es que no la habia visto, pero estuvo interesante e intrigante este capitulo, me pondre al dia :)¡saludos!